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Alvarado perdió un partido insólito en el Minella

thumbnail_0a2a6443A veces el fútbol tiene estas cosas. A diferencia de otros deportes donde la estadística es determinante en los resultados, en este caso en el único rubro donde no salió beneficiado Alvarado, fue en los goles. Y vaya si es importante, que el triunfo se lo llevó Belgrano de Santa Rosa, que llegó una vez al área de Barucco, que hizo tiempo desde el primer minuto y que se aferró al 1 a 0 que le permitió cortar sumar su segunda victoria en el campeonato, mientras que le asestó el primer golpe a los de Botella en Mar del Plata, en el encuentro menos pensado y de la forma menos esperada. Lo positivo, difícilmente vuelva el “torito” a perder un partido en el que tenga 14 ocasiones de gol y más del 90% del tiempo la pelota. Más allá de perder la punta de la Zona 2, sigue en zona de clasificación y tiene revancha rápido, el sábado a las 20 ante Agropecuario, otra vez en el Minella.
No hay explicación para este tipo de partidos. No era el día. Alvarado no tenía que ganar y no ganó. Será una cuestión del destino, pero argumentos futbolísticos para analizarlo no hay. O sí. Que un descuido propio cuesta muy caro y que en el área rival se hicieron gigantes los defensores, el arquero y se hizo más chico el arco. Lo cierto, es que la caída ante el colista fue inesperada hasta por el propio Belgrano y golpeó duro.
En 10′, Alvarado llegó más veces que la visita en 90′. Pero primero la mala puntería de Compagnucci que le pegó a la parte externa de la red, después un cierre de Antú Hernández a una buena jugada colectiva que casi termina en gol en contra y luego una salvada providencial de De La Vega sobre la línea, cuando Presentado salía a festejar el primero, hicieron que el local mereciera la ventaja casi desde el vestuario. Pero ahí ya había algo raro que rondaba el ambiente. Porque en la primera aproximación al área de Barucco, Belgrano ganó una falta en tres cuartos de cancha, Sánchez la metió, alguien perdió a Strillevsky y el “9” metió un cabezazo letal.
Un golpe al mentón de Alvarado que se quedó de pie, que trató de mantener la calma y que casi lo empata en la siguiente con Martínez que la tiró por arriba. El resto de la etapa, fue un monólogo. El partido se jugó de tres cuartos de cancha al arco de Vistarop, con todos los jugadores marplatenses atacando. Por las bandas, por adentro, con los puntas pivoteando, saliendo a jugar para abrir espacios, con Luengo como dueño de los rebotes y el encargado del primer pase. Así, lo metió contra su arquero a Belgrano que se apoyó en un trabajo soberbio de los defensores para cortar cada centro-pase que intentaron desde los costados y el “uno” ofreciendo seguridad y ahogando el empate de Escott tras una muy buena maniobra colectiva.
En la segunda mitad, en lo que se jugó, porque Belgrano hizo todo el tiempo posible y Sergio Testa se lo permitió, la tónica no cambió. En ningún momento se animó la visita a salir de contra ataque, por temor a quedar descompensado atrás. Entonces, mantuvo esa barrera de nueve hombres delante de Vistarop y Strillevsky solo, lejos, luchando y tratando de incomodar en la salida. En muchas de esas oportunidades, la defensa desarticuló como pudo las intenciones marplatenses, en las otras, las manos del arquero hicieron su parte. Agustín Vistarop es uno de los mejores de la categoría y tiene una característica: cuando se agranda es muy difícil vulnerarlo.
Y se agrandó. Le sacó un remate bárbaro a Escott que se le metía en la “ratonera”, adivinó los movimientos de la pelota ante un disparo fuerte de Albarracín desde afuera del área, mandó al córner la ilusión del empate de Susvielles, que hizo una gran jugada que la empezó por un lado, abrió hacia el otro y terminó cabeceando para engrandecer la figura del “uno” y, para completarla, le quitó el grito al ingresado Uribe que sacó una buena mediavuelta que se colaba abajo.
Los minutos no corrían, el empate no llegaba y mientras Alvarado se desesperaba, Botella movía el banco, Belgrano se aprovechaba de eso, se tiraba uno, se tiraba el otro, enfriaban el partido, tiraban las pelotas lejos, todo ante la pasividad de un permisivo Sergio Testa. Para lo último, quedaron dos más de uno de los duelos de la noche. Susvielles se hizo cargo de un tiro libre, sorprendió a Vistarop, pero Antú Hernández corrió hacia el palo izquierdo cuando pateó y alcanzó a sacar al córner cuando la pelota tenía destino de ángulo. En la última, el arquero le puso el broche a su actuación quedándose con el cabezazo del “9”.
Derrota que duele por la forma y porque se mereció más. Porque hasta un empate hubiera tenido gusto a poco por el trámite del partido. Pero en el fútbol las estadísticas no suman, se gana con goles, Belgrano hizo uno, Alvarado ninguno, y sigue buscando explicaciones para un resultado increíble.
Foto: Florencia Arroyos / Prensa Alvarado

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