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Almeyda, su diáfana honestidad y la paz en el Monumental

Fortalecen y consolidan los objetivos, sus declaraciones. Despojado del cassette puesto, sin eufemismo ni doble mensaje. Diáfano, más que transparente. Matías Almeyda acaba de dar una lección que muchos, especialmente en River, deberían aprender.

Celebró con sus palabras la llegada de Ramón Díaz, y le adjudicó el actual momento al entrenador que lo sucedió. Todos sabemos que Almeyda no se fue solo, muchos lo ayudaron, pero en reconocimiento a su hidalguía, este no es el mejor momento para hablar de la reciente historia, de su alejamiento y de su reemplazo.

A los periodistas, les encanta dar primicias, volcar opiniones que se vuelcan luego en los hechos concretos. En mi última columna expresé que Matías Almeyda era una reserva moral de River. No fue afecto a declaraciones explosivas, llano, simple, nada complicado aún cuando las circunstancias no lo favorecieran. Sin embargo nunca fue motivo de divisiones ni confrontaciones, a pesar de tocarle ser el responsable, del momento más caliente de la vida de River.

Entonces cómo no detenerse, no rescatar y elogiar, todo lo que dijo en las últimas horas. Cero de egoísmo, sincero y repartiendo elogios a la importancia de un Monumental tranquilo: “Ramón trajo la paz”, dijo, y logró lo que todos los hinchas de River estábamos esperando.

Es difícil saber cómo y cuándo  a Almeyda se le debe entregar un masivo reconocimiento de la dirigencia, de los hinchas, los socios y de los simpatizantes. Matías ganó el campeonato más difícil de la historia de River, nos devolvió a nuestro lugar. Sin embargo la dinámica de los acontecimientos, en poco más de un año, dejó de ser jugador, fue técnico y campeón de la B, dirigió la primera, se alejó por la impaciencia, la intolerancia y el exitismo. Hay muchos, que entre bambalinas, que precipitaron esta decisión, que pasó 100 por 100%, a ser una medida política.

¿Pero el hombre, el ex jugador, el hincha de River? ¿Alguien ha pensado en un tributo? que a mi parecer, no debería demorarse más. En poder decirle entre todos ¡¡¡Gracias Matías!!!, aplaudirlo, ovacionarlo, hacerle sentir que nadie ni nunca va a olvidar lo que consiguió. Almeyda es muy joven y debería formar parte del presente de River, en un organigrama de protocolo distinguido, con funciones ejecutivas. Tal vez él sienta las ganas de dirigir, continuar su carrera como entrenador, ganar más experiencia, etc.

No hay que olvidarse de Almeyda, por más que estas jornadas mediáticas, nos conduzcan a una muy probable vuelta olímpica. Es más si se consigue, Almeyda debería formar parte de ella, porque es el campeón de la honestidad, la humildad y su generosidad. Son valores y virtudes que no se encuentran habitualmente en el futbol, River no debe desaprovecharlo, es un líder positivo e identificado incondicional de la banda roja. Ayudan a la institución, es imprescindible en un club cargado de sentimiento y pasiones, como uno de los más grades del mundo.

Espero que alguien recoja el guante, así llenamos el Monumental para demostrarte el cariño que todos los hinchas de River guardamos por vos.

Jorge Elías Gómez

jgomez@mdphoy.com

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