Carta de Lectores

Acción y reacción en la elección

1248238759004_fLa tercera ley de Newton establece lo siguiente: siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección pero en sentido opuesto sobre el primero.

Esto pasó este domingo con las elecciones, conforme a nota publicada por este medio. En este caso el primer objeto, el ejecutivo comunal, ejercío una “fuerza” (acción) sobre el segundo, el colectivo urbano de pasajeros. La “fuerza” pidió con convicción y razón, no cobren, la consecuencia en los hechos (la reacción), “no pasamos como debemos pasar”. La consecuencia, siempre pagada por el común de la gente, con voluntad, con paciencia (lo que se termina) y con ganas de mandarlos a pasear, a los de la acción y a los de la reacción.

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Pero en realidad era de esperarse. No hay que conocer el fenómeno descubierto por Isaac Newton (1643-1727). En este siglo XXI ya sabemos bastante sobre las “debilidades humanas” (no tan humanas como se escribe), como para no prever la reacción luego de la acción. Ante el no cobro, paso cuando se me da la gana. Solución: tanto gasto para esto y aquello, ameritaba un gastito más en inspectores (elemental, Watson), en control de frecuencias y hacerlas cumplir. No hubiera venido mal para “achicar” el frío, el estar una hora de pie a la intemperie en esta primavera que no llega y se sigue pareciendo a un crudo invierno. Claro, el concepto habrá sido “a caballo regalado no se le miran los dientes”. El problema que, mañero él, te dejó a pata y/o resfriado.

Y se viene otra acción, mejor dicho, elección (balotaje) ¿y entonces? ¿Será igual o ya aprendimos? ¿Seremos capaces de superar la misma piedra de siempre?

Y una última pregunta: ¿Será por estas pequeñas cosas de la vida que se desbordó el Arroyo?

Esperemos que lo que se viene no sea por la mitad y que la tercera ley de Newton tenga por bien enseñada la lección. Así cuidaremos que el capitalismo si debe coexistir con otras herramientas de la sociedad, no se convierta en salvaje. En el poder del Estado debería estar el límite.

Miguel Toscano

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