Política

Massa, o la teoría del tercer hombre

 

Panorama político: Massa, o la teoría del tercer hombre

 

La postal de distanciamiento que, aún en un escenario tan propicio para la concordia como el 40º aniversario de Malvinas, no pudieron o no quisieron evitar Alberto Fernández ni Cristina Kirchner solapó, con su evidencia brutal de una pelea que no encuentra cauce de recomposición, la emergencia del “tercer hombre”, que estuvo junto a la Vicepresidenta en su reaparición pública. Se trata de Sergio Massa, la figura del momento en el oficial, quien acelera su proyecto presidencial, con la provincia de Buenos Aires como plataforma de lanzamiento.

Él no lo va a decir, pero una serie de factores convencieron a Massa de que puede ser el dirigente que resuelva la crisis del oficialismo. 1) El desgaste de Alberto Fernández, a quien una encuesta de Poliarquía que circula en el FdT muestra en estado de debilidad terminal. 2) Las dificultades del gobierno para encontrar una política económica que contenga a la clase media, más allá de los planes y ayudas diseñados para los sectores más castigados de la población. 3) La distancia, que parece irreductible por ahora, entre el Presidente y la Vice.

A Massa varios le pidieron que medie entre Alberto y Cristina, del mismo modo que los intendentes Mussi, Pereyra y Descalzo lo hicieron con Axel Kicillof. Los dos se corrieron de esa línea de alta tensión (de esa charla de alcaldes con el Gobernador surgió la foto de La Matanza, con el dardo de los intendentes contra Sergio Berni y el alineamiento contra Cristina contra la Casa Rosada) no solo porque meterse ahí el correr alto riesgo de electrocución política. Es que ambos, cada cual con su intensidad y modales, ya apuestan por Cristina.

Pero la novedad es Massa: el Presidente de Diputados cree tener el perfil de centro derecha que necesita la Vice para completar su ecuación electoral, caída toda hipótesis de una candidatura automática a la reelección para Fernández. Por eso, puso a su equipo a trabajar en revertir su peor debilidad, la alta imagen negativa que le marcan absolutamente todas las encuestas, para lo que diseñó incluso una agenda legislativa “productivista” que arranca con la discusión de la ley de alquileres.

En términos políticos, la señal de largada se dará el 23 y 24 de este mes en el Hotel NH de Mar del Plata. Allí se realizará un encuentro del Frente Renovador del que emergerán dos o tres candidatos a la Gobernación, carrera de la que está excluido el ministro de Transporte Jorge D´Onofrio, como gesto de concordia a Kicillof. Pero el objetivo de fondo es enviar una señal de posicionamiento de todo el espacio que comience a instalar la pre candidatura de Massa a la presidencia, con el sueño de terminar siendo “ungido” por default interno del Presidente.

Para Kicillof es una buena noticia: el Gobernador cree que cualquier martingala que lo excluya de un salto hacia la pelea presidencial, hoy, le conviene.  Está convencido de que obtura, así, la emergencia de su jefe de Gabinete, Martín Insaurralde. De hecho, Kicillof ve con resquemor hasta las señales de apoyo que puedan conducirlo a la pelea mayor. Anota allí, por ejemplo, las efusivas invitaciones a visitar sus provincias que le hicieron en los últimos días los gobernadores de Catamarca y de Misiones.

Mientras, el Gobernador seguirá transitando la delgada línea roja entre ambos campamentos. Apoyará, por  caso, la salida antiinflacionaria en cuyo diseño no cree. Roberto Feletti blanqueó esta semana que, como se contó acá, el impulsa la suba de retenciones a los granos y no solo a los derivados de la soja. Kicillof piensa lo mismo, pero ahora puso a tres ministros a trabajar en el desarrollo de ferias y mercados concentradores en el Conurbano –un modelo que tomó de la Ensenada de Mario Secco- como respaldo a la guerra consensual contra la inflación que libra la Casa Rosada.

En la oposición, la novedad pasa por la incorporación definitiva del expresidente de Diputados, Emilio Monzó, al sector que comanda Patricia Bullrich en la provincia. Allí la funciona una mesa, la “mesa de los jueves”, que diseña la batalla interna contra Diego Santilli. Ya hay una primera consecuencia de ese movimiento: dado el, volumen político de ambos, es probable que tenga más chances de quedarse con la candidatura a gobernador que quien hasta ahora corría con esa” chapa”, el intendente de Capital Sarmiento, Javier Iguacel.

Tal como ocurre en el campamento de Santilli, la primera tarea de Monzó será atraer al radicalismo a ese espacio. Es un objetivo complejo, porque la UCR está empoderada. Pero hace unos días, Alfredo Cornejo, dijo que podría ser vice de Bullrich, así que es difícil descartar algo. Sigue faltando, allí, una figura bonaerense que galvanice a los radicales, que tienen votos pero no candidato. Otro que se mueve es Néstor Grindetti, también cerca de Bullrich. Un dato se da por contraste: Jorge Macri ya no parece tener en sus planes a la Gobernación. Dicen que podría ser la carta para que su primo, el expreisdente Mauricio Macri, se asegure CABA, como territorio desde el que mirar, desde afuera, la carrera presidencial. (DIB)

Por Andrés Lavaselli

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