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Cuando el dibujo más el humor son intolerables para la política

 

La virtud de practicar humor gráfico con estilo creativo y dibujos vinculados a los casos de actualidad, no es muy común de encontrar. Existen casos únicos. Y quienes desarrollan esa condición son muy requeridos y mucho más aún cuando los trabajos con sus trazos reflejan la instantaneidad de una foto y hasta pueden superarla por su contenido cómico o mordaz. Acumulan los méritos de un artista de élite.

Malcolm Berri es arquitecto australiano y ha despertado asombro por la calidad de sus materiales, no sólo por su cualidad de dibujante, sino por el acierto en sus caricaturas de quién es el personaje de un episodio gráfico. Es el talento que sólo lo reúnen los artistas, muchas veces no reconocido, lamentablemente.

mdphoy.com , lo cuenta como un colaborador, sumando su excepcionalidad. Sus dibujos fueron tapa del diario El Atlántico, durante muchos años. Hasta que el grupo Olmos asociado a la UOM de Antonio Caló, siguiendo instrucciones del gobierno nacional, se hizo cargo de Editorial Sarmiento y automáticamente se impartieron dos directivas: no al periodismo de investigación y los dibujos de Malcolm debían ser desplazados a la contratapa.

 

No es un dato menor que la intendencia de General Pueyrredon, era ejercida por el arquitecto Daniel Katz, un radical K de la primera hora, que se subió al movimiento transversal de Néstor Kirchner. Fue en la época de la cumbre en el 2005, con Hugo Chávez como estrella del rechazo al ALCA.

Como escenario de la política internacional Mar del Plata fue noticia. Hubo otro detalle de esas jornadas vividas el 4 y 5 de noviembre de 2005, se censuró la publicación de las fotos de los destrozos provocados por Chacho Berrozpe y sus piqueteros, en la Avenida Colón entre Independencia hasta Buenos Aires. También se prohibió la publicación de la crónica del desastre producido. Todo fue parte del mismo programa,

Para el kirchnerismo siempre fue intolerable la investigación del periodismo y el humor gráfico que lo perjudique por razones políticas. Lo descripto es data real de lo ocurrido en Mar del Plata en esas jornadas

El episodio de esta semana entre el ministro Aníbal Fernández y el humorista gráfico Nik mostró nuevamente la capacidad del humor para lastimar mucho más profundo que cualquier otro tipo de expresión. Eso se adivina, por ejemplo, en lo que motivó el enojo del funcionario del Gobierno nacional: “El vive agraviándonos”, dijo entre sus argumentos de defensa.

Es que para Aníbal, como para la mayoría de los políticos, pero muy puntualmente para el kirchnerismo, el humor es un arma difícil de contrarrestar. Que para el funcionario las viñetas cómicas de Nik signifiquen un agravio es básicamente no comprender la sustancia del humor. Carecer de sensibilidad para entender sus diversos niveles.

Y que entre la marea de críticos que Aníbal Fernández tiene en redes sociales, haya decidido “apretar” especialmente al que se dedica a hacer humor, deja en claro que la política está preparada para enfrentar cualquier tipo de acusación pero nunca la sátira, la burla.

Decimos que puntualmente el humor es un problema para el kirchnerismo porque hay datos históricos que lo certifican. Sin ir muy lejos, recordemos el incidente entre Cristina Fernández y el notable dibujante Hermenegildo Sábat, quien hizo uso de la metáfora y la literalidad de la política lo rebajó al lugar del que atenta contra la democracia.

Cuando los referentes de la política quieren hacerse los graciosos, no pueden ir más allá de la pobre chicana. Les cuesta el humor, no lo toleran, no aceptan la exposición del ridículo. Es que además de autoritarios, son un poco solemnes.

 

Ilustraciones vinculadas

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