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19 N – Día Mundial de la prevención del abuso sexual infantil

19 juli 2En el marco del Día Mundial de la Prevención del Abuso Sexual Infantil, desde la ONG local En Red, convocan a la comunidad marplatense a participar de las distintas actividades que el organismo llevará a cabo este jueves y viernes. A través de un comunicado, sus integrantes se manifestaron reclamando por los derechos de los niños.

A continuación la reproducción textual:

Es imperante que podamos trazar un panorama acorde al estado de la situación de miles de niños, niñas y adolescentes que en el mundo entero hoy son víctimas de uno de los crímenes más aberrantes de nuestra cultura.

Todos los días los centros de salud reciben consultas, los hospitales son receptores de casos de violaciones de niños y niñas y se efectúan denuncias en la comisaría de la mujer.

El abuso sexual y el incesto paterno filial dejan en las víctimas consecuencias que en muchos casos llegan hasta la devastación psíquica.

Los niños y niñas desarrollan temores, dificultades en su aprendizaje, patologías alimentarias, conductas regresivas, agresividad, hipersexualización y desconfianza, entre otros síntomas.

Y los/as adolescentes muchas veces se fugan de sus hogares para evitar el abuso o terminan generando algún tipo de adicción.

Estas son algunas de las tantas consecuencias del abuso fuera de la familia y también del incesto, que lamentablemente ocupa el primer lugar en estas formas de irrupción de la sexualidad del adulto en una sexualidad en construcción, como la es la de los niños/as.

Y no nos olvidemos que el resultado del sostenimiento de la transgresión a una ley simbólica que ordena nuestra cultura, es el fracaso de la humanización.

La ley de prohibición del incesto es el mecanismo que tenemos las sociedades para poder discernir, para poder pasar de una instancia en la que TODO está permitido al establecimiento de normas que tienen influencia en todas nuestras acciones futuras.

Entonces, si se siguen aceptando, sin establecer sanciones a quienes transgredan estos principios, ¿que se les podrá pedir o exigir a nuestros niños/as en un futuro?

Por otra parte, sabemos que los abusadores buscan el contacto con los niños/as a través de lugares en donde puedan ejercer el poder.

La iglesia, nos viene demostrando desde hace siglos que la pedofilia en sus filas ha sido aceptada, silenciada, avalada y premiada con traslados de diócesis a los curas pedófilos.

Mar del Plata mantiene la herida abierta por los abusos masivos y sistemáticos en  colegios católicos hacia alumnos/as de cuatro y cinco años.

Pero también hay muchos otros abusadores a los que encima se los recibe de buen grado en los tribunales porque son lo que ellos llaman “padres de familia”, “profesionales exitosos”, “señores que hasta gozan de prestigio en la comunidad” y el tratamiento que se les da es como si fueran víctimas de calumnias e injurias provenientes de madres despechadas que inculcan a sus hijos /as en contra del progenitor no conviviente.

Eso es lisa y llanamente, una mentira. Ningún niño/a podría sostener una fabulación semejante por mucho tiempo. Eso es pretender desconocer la capacidad de los niños para recordar y para decir la verdad.

Eso es sostener un millonario negocio del cual participan jueces, abogados, psicólogos, médicos, nucleados con el solo propósito de defender abusadores. Que se amparan en pseudoterías de corte pedófilo que han sido desconocidas por todas las asociaciones profesionales del mundo.

No solo se revictimiza a los niños/as, también se ataca despiadadamente a las madres protectoras de sus hijos/as que a consecuencia del ejercicio de una de las funciones esenciales como es la protección y el amparo, terminan siendo maltratadas, acusadas de impedimento de contacto y en algunos casos hasta procesadas.

Si bien hemos avanzado mucho en materia de conocimiento e intervenciones, la situación en materia judicial salvo algunas excepciones es alarmante.

No hay condenas a los abusadores, las causas penales se archivan porque esgrimen falta de pruebas. Y los tribunales optan por su caballito de batalla que se denomina revinculación. Y es así como operan reuniendo a niños/as con abusadores, madres denunciantes que han sido víctimas de violencia de género con los mismos agresores que encima han abusado de los niños/as.

Los más recalcitrantes prejuicios de género y de clase son aquellos que sostienen el patriarcado en un sistema opresor que pone por encima de los derechos de los niños/as y del derecho a la verdad la figura de un “padre” terrible que puede someter a su cría a su antojo y gozar de los beneficios que este sistema jurídico le otorga.

Por eso decimos que el abuso no es solo sexual. El abuso es político.

Y mientras no sea prioridad en la agenda de las políticas públicas y sea tomado en nuestra ciudad y en todo el país como un flagelo que destruye la infancia, por ende, el futuro, vamos a seguir diciendo que no hay justicia y tampoco hay reparación para las víctimas.

No existen en este momento en nuestra ciudad más que unas muy pocas organizaciones sociales que venimos dando tratamiento en forma solidaria a quienes padecen las consecuencias de semejante aberración y el esfuerzo de integrantes de equipos de salud de algunos organismos públicos.

No contamos con centros estatales especializados y no es prioritaria tampoco la formación de profesionales de la salud, del derecho ni de otras carreras.

La falta de presupuesto y de recursos humanos con la que se encuentran muchos profesionales que día a día y desde su lugar terminan haciendo lo que se puede debería al menos despertar la conciencia de quienes gobiernan porque mientras no haya respuesta a este imperante necesidad, en una ciudad catalogada de “feliz” no hay niños/ felices.

Nos resultaba inadmisible que en la facultad de derecho hubiera reconocidos catedráticos que avalan el abuso de niñas disminuyendo la pena a un abusador en el intento de justificar lo injustificable aludiendo “costumbres, formas culturales, iniciación sexual temprana” Cuando en realidad quien justifica el horror solo puede hacerlo en una clara complicidad y connivencia con el delito. Afortunadamente, la fuerza de las organizaciones logró destituir a Piombo y Sal Llargués.

Quienes trabajamos como nuestra ciencia lo indica somos objeto de persecuciones, amenazas, denuncias, descalificaciones y hasta agresiones físicas por transmitir la voz de los/as silenciados/as.

El conocido fenómeno del backlash es un movimiento sostenido por quienes amparan a los abusadores. Y lo que es peor aún, la intromisión del discurso jurídico en otras disciplinas de las que nada saben es otro intento más de perpetuar el poder de quienes en nombre de su sana crítica se sienten autorizados/as a decir que los niños/as, los/as profesionales y las familias protectoras mienten vaya a saber con qué objetivo.

La conocida estrategia de “matar al mensajero” es un atropello inadmisible que atenta contra el derecho a trabajar y lo que es peor aún, contra los derechos humanos de quienes padecen.

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