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“Lo cotidiano marca tanto nuestra vida que desaparecen los grandes ideales”

Mediano y largo plazo. Esa es la preocupación que, asegura Casaretto, tienen los obispos en la Argentina.
Mediano y largo plazo. Esa es la preocupación que, asegura Casaretto, tienen los obispos en la Argentina.

Con un llamado hacia un Bicentenario “de justicia en la solidaridad” monseñor Jorge Casaretto pasó por la ciudad para brindar una disertación en la Facultad de Derecho. El tema central fue Prioridades del Bicentenario 2010-2016: contribuir a erradicar la pobreza y promover el desarrollo de la persona, uno de los temas que más preocupan a los obispos actualmente.

La organización de dicho encuentro corrió por cuenta de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Centro de Estudiantes de Derecho. Allí, monseñor destacó que el ser humano siempre vive su tiempo como el “más difícil de la historia”, pero aseguró que cada tiempo “tiene sus complicaciones”.

-¿Cómo se reacciona ante un llamado al diálogo político que ha profundizados los desencuentros del país?
Los argentinos tenemos que seguir trabajando en valores espirituales y priorizar todo lo que es el diálogo, el encuentro, los consensos. Este tiene que seguir siendo el camino fundamental de los argentinos.

-Con respecto al programa de asistencia social a la niñez se barajó una cifra de $ 200 y se había deslizado desde oficialismo otra cifra que no iba más allá de los $ 135. ¿Fue por carencia de fondos o porque no hay preocupación?
No, la verdad no lo sé. De los detalles más completos no puedo opinar. Eso tiene que ver mucho con lo técnico de cada una de las fuerzas políticas. Pero lo que sí, lo importante que todos están preocupados y para nosotros como Iglesia, la clave es que la pobreza siga siendo prioritaria en la agenda de los argentinos.

-¿Cuál es la propuesta de la Iglesia para combatir la pobreza?
Hay una propuesta inmediata, la que estamos presentando en estos días sobre este proyecto de un programa universal y después tenemos que seguir insistiendo en todo el camino hacia el Bicentenario, que es el eje de preocupación de todos en planes a mediano y largo plazo.

Ante un salón colmado en el sexto piso de la Facultad de Derecho monseñor Casaretto, expresó diversos conceptos que relacionan al papel de la Iglesia, con la situación nacional e internacional, de los cuales reproducimos los siguientes:

-“Los tiempos ideológicos son tiempos regidos por sistemas de pensamientos muy cerrados, de alguna manera quien no entra en ese sistema de pensamiento, está como al margen de la vida, de la humanidad”.

-“La humanidad está pasando un momento interesantísimo, un momento apasionante. Generalmente los que vivimos en un período histórico miramos más lo negativo y eso no es bueno. Un tiempo sustancial es un tiempo de muchas ventajas, de muchas dimensiones positivas”.

-“La problemática fuerte que demanda la existencia de la humanidad es cómo se tiene salud todos los días, cómo se come, cómo se tiene trabajo, cómo se tiene educación. Y además, acá hay una gran cuestión, las ideologías de alguna manera le marcan a las personas que están en esos contextos, un cierto sentido de la vida. Se lucha por determinados ideales. Los tiempos existenciales, también con la caída de las ideologías hacen caer las motivaciones fuertes, esto es lo negativo del tiempo actual. Lo cotidiano marca tanto nuestra vida, que desaparecen los grandes ideales, las grandes motivaciones de ir hacia delante”.

-“En los tiempos existenciales, de algún modo las estructuras que son más rígidas, las que tienen un marco ético más fuerte, son miradas con desconfianza. Han caídos los marcos éticos y entonces la humanidad está en un gran relativismo y en una pérdida de los sentidos de valores, en estos claroscuros en donde estamos viviendo”.

-“San Agustín decía que generalmente la gente, cree que el tiempo que le toca vivir es el tiempo más difícil de la historia. Pero no hay ni más fáciles ni más difíciles, todo tiempos tienen sus luces y sus sombras, tienen sus dimensiones negativas y positivas y este tiempo nos desafía a vivir en constante discernimiento. Discernimiento quiere decir una reflexión acerca de cuáles son los valores, que es lo que hemos perdido, que es lo que tenemos que recuperar, cuando hay grandes cambios que es tan importante vislumbrar, hacia dónde tenemos que ir, como también que es importante no perder de nuestra vida histórica. Esto es lo que de alguna manera está planteando el Papa Benedicto en su última encíclica, ‘La caridad de la verdad’, y lo que planteamos los obispos en este documento de noviembre pasando, cuando decimos caminemos hacia el Bicentenario, que no solamente para festejarlo como una fecha importante, sino para tener motivaciones que nos entusiasmen, que movilicen la vida de los argentinos. Esta es una de las grandes visiones que tiene la Iglesia”.

-“La Iglesia por supuesto que se basa en un principio religioso, en el Evangelio de nuestro señor Jesucristo. En este Evangelio, alejado de unos valores que conforman un marco ético y esto es lo que nos parece a nosotros, podemos aportar como algo fundamental para la vida argentina y la de la humanidad”.

-“Entonces, lo que plantea el Papa, cuando describe este momento en la encíclica, la tercera que escribe, que tiene un carácter social, es un principio iluminador, un marco ético fundamental y dice así: ‘asistimos a una crisis en el mundo que ha tenido como centro neurálgico una evasión, una autogestión de lo financiero, como que se cortó solo. El mundo de las finanzas, entró en una especie de fricción, sin marcos éticos que lo regule y eso es lo que provocó la crisis en este momento del mundo’. Por lo tanto la crisis que el mundo vive dice el Papa, es mucho más una crisis de carácter moral, que sólo de carácter económica”.

-“Y ahí es donde el Papa va a decir que ‘muchas veces la humanidad ha creído que con la multiplicación de los bienes, y nunca la humanidad ha asistido a una multiplicidad de bienes económicos tan importantes como éste, ha contribuido a que por ejemplo todos los hombres tengan la posibilidad de vivir su dignidad’. Hay casi continentes que están aislados y destinados a la pobreza. Entonces, el Papa dice: ‘en el camino de recuperación de la dignidad humana y en el camino de la recuperación del bien común sobre los bienes particulares, implica que haya una justicia para todos’. El principio central de esta encíclica va a hacer ‘sino entramos en una dimensión de una mayor solidaridad, de gratuidad, no vamos a poder lograr la justicia en la vida de la humanidad’”.

-“El Papa dice ‘en la justicia de yo doy para que me den, es lograr que cada uno pueda tener justicia en sus propias vidas, sino está regulado por un principio de más de salir de uno mismo, de entrar en un camino de solidaridad, no vamos a lograr justicia en el mundo”.

-“Fíjense en la Argentina, donde tenemos un altísimo porcentaje de pobreza, si cada uno de los argentinos se atuviera a lo que le corresponde, no podemos salir de esta temática. Por eso los obispos decimos ‘hacia un Bicentenario de justicia en la solidaridad’”.

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