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Una solución a medias en Chiarpesca

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Pasadas las tres y media de la tarde, por un portón lateral de la calle Bermejo, Julia Cortondo, Sandra Sánchez, Irma Chávez, Antonia Arce, Juan Rodot y Maximiliano Talercio, con sus bártulos en las manos, abandonaron las instalaciones del frigorífico Chiarpesca.

Atrás habían quedado 55 horas en que los trabajadores de Pesquera Universal, el nombre con que Chiarpesca designó su línea de procesamiento de corvina, poco de merluza y mucho menos de calamar, quedaron encerrados en el comedor del primer piso.

Un tímido aplauso primero, más caluroso después, los recibió en la esquina, cuando el grupo de sus compañeros caminó desde el frente del establecimiento, sobre la calle Ayolas.

Los gestos adustos se mezclaban entre los abrazos. “Hoy me toca perder, pero me voy con la conciencia tranquila”, decía Irma, de lentes, melena corta color remolacha y un saco. “De algunos compañeros me siento orgullosa; de otros, siento vergüenza”, sentenció antes de fundirse en un abrazo con Cristina Ledesma, la secretaria General del SOIP.

La dirigente pasó cuatro horas, en la tarde noche del miércoles, en el café de Güemes y Alberti, junto con el “chino Federico” (la incógnita por su apellido fue otra constante en estas horas convulsionadas), su abogado, Pablo Cogliandro y el delegado de los obreros, Gastón Guerrero, intentando encontrar una salida al conflicto.

El empresario se comprometió a no despedir a ninguno de los 34 obreros, entre peones, envasadoras y calibradoras, y les pagaría el 14% del aumento. El 17% restante para llegar al 31%, lo verían a medida que la situación se normalice. También les garantizó que aumentaría el trabajo. Hace varios meses que solo trabajan un tercio de la quincena.

“Los compañeros van a bajar en un rato y quiero que todos les agradezcan el esfuerzo que hicieron. El lunes volvemos a trabajar. No quiero insultos ni peleas”, había dicho un rato antes el Delegado.

La bronca contra los patovicas que contrató la empresa para desalojarlos del frigorífico todavía estaba vigente. En la madrugada, la vigilia en la puerta se alteró cuando los custodios arrojaron un tronco desde la terraza que impactó en el parabrisas del vehículo utilitario, propiedad de un dirigente del SOIP.

Cogliandro es o fue asesor legal de Barillari y de los empresarios que regenteaban la ex Planta Nico. Casualmente, en ese mismo conflicto, los dirigentes del SOIP observaron el procedimiento del mismo grupo de patovicas que ahora cumplió funciones en Chiarpesca.

En todo el día de ayer, los policías de la Tercera, como durante todo el conflicto, se mantuvieron lejos de la puerta desde donde los patovicas dispararon en la noche del martes. El patrullero quedó estacionado sobre Ayolas, pasando Bermejo. El Fiscal Moyano siguió sin aparecer por la fábrica pese a que estaba formulada la denuncia de las agresiones y la utilización de armas de fuego.

“No hay nada roto dentro de la planta. Golpeaban unas chapas, nada más. Tienen armas pero no son monstruos”, contó Irma de sus “compañeros” de techo en las dos últimas noches.

Sus compañeros votaron la propuesta de Federico y fueron mayoría los que decidieron volver a trabajar. “El año pasado nos dio solo el 15% del 27% que se había acordado en la paritaria. Pero trabajamos mucho y nos llevábamos 5 mil pesos por quincena. Ahora el problema es la falta de trabajo”, subrayó Guerrero, todavía con la cabeza hinchada y suturada por la pedrada que recibió el martes a la noche.

Los que deseaban prolongar la medida de fuerza eran la cara misma de la impotencia. “No nos llevamos nada, pusimos el cuerpo y casi nos matan”, resumía una envasadora, con los ojos húmedos de llanto. Acababa de saludar una a una a las mujeres recién salidas.

El futuro de Antonio Ríos, el capataz de la empresa y según los obreros, el autor intelectual de la presencia del grupo de violentos que los agredió, es una incógnita.

El delegado contó que seguirá en el frigorífico pero con otras tareas, para evitar roces con el personal. En tanto desde el Sindicato dejaron entrever que las horas de Ríos como personal jerárquico de la pesquera estaban terminadas.

Como una rara paradoja, este viernes llegará a Mar del Plata la principal autoridad en materia pesquera de China. Ledesma avisó que se entrevistará con el funcionario extranjero para analizar el futuro de esta planta y la de Arhehpez, donde más de 120 obreros no tienen respuesta a sus demandas.

Revista Puerto – Roberto Garrone

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