Claro, para derrotar la impunidad hay que tener valor. A los que gozan del privilegio de moverse en la obscuridad de caprichosos y desastrosos manejos, hay que mirarlos para arriba. Y no se animan ni siquiera a espiar.
Una cruda exposición, basada en los números fríos de los presupuestos comunales, indica que el partido de General Pueyrredon, gasta mucho más que cualquier otro partido de la provincia de Buenos Aires. En dos notas que reflejan esto, en una los números, en otra una evaluación, (invitamos a apreciarlas en los enlaces que proponemos al final), se observará que el presupuesto de nuestro distrito, de casi 3.000 millones de pesos, tomando en forma antojadiza unos 800.000 habitantes para el partido, (nadie puede llegar a afirmar cuántos somos), resulta de esto que en cada uno de nosotros se estaría gastando 3750 pesos.
Vayamos a La Matanza, segundo presupuesto en importancia con 2.070 millones, pero primero en población con 1.800.000 habitantes. Esto indica por cada uno de ellos se invierten unos 1150 pesos. Para que no mire para atrás, $3750 aquí, aunque no lo crea.
Es cierto, todos los lugares tienen sus propias características. Y bueno, sumen por aquí y por allá y nada podría justificar tales diferencias. Se pueden entender en la medida que la tarea de gobernar no se cumple en beneficio del partido. Parece que aquí tuviéramos una fiesta de la cual la población no participa. Sólo está invitada a mirar azorada.
Esto surge precisamente en el momento en que la discusión por los fondos que se expropian de Obras Sanitarias para cubrir falencias provinciales y municipales, parece que se dirige sin otra razón que poner como rehenes a los niños, para cubrir las espaldas de lo que mucho se critica pero muy poco se hace para descubrir definitivamente.
Nadie explica en razón de qué la provincia no se convoca para esta situación que le compete. Para algunos seguramente será porque el gobernador se encuentra de campaña presidencial y no se lo puede distraer de esto. Ejemplo. Se propone que aporte los fondos Obras Sanitarias, parece que la única caja disponible (vendida graciosamente por sus directivos y sindicato), pero con cargo de oportuna devolución, solicitando que los reponga la provincia.
Pero parece que nadie del oficialismo tiene el valor de reclamar para arriba. Es tan fácil pelearse con los de abajo, pero tan cobarde el eludir la confrontación con aquellos que se encuentran levantando los ojos y la cabeza, que da vergüenza. Claro, nadie se anima a erguirse como un David, para enfrentar a Goliat. Nadie quiere asumir que sumando voluntades con razones valederas se puede encontrar la piedra salvadora que de justo en la frente del gigante.
Por otro lado. Nadie explica cuántos chicos de los barrios se verán perjudicados por relegar obras de agua y cloacas, en razón de atender a otros chicos, o quizás los mismos que tendrán algo allá y nada acá. Pero si se obrara con transparencia, con valentía, alcanzaríamos todo para nuestros niños. Eso sería pensar ampliamente y en serio en ellos.
Pero volviendo a los números de las comunas. Este medio exponía la cuestión de la siguiente manera: “General Pueyrredón figura al tope de las municipalidades que más gastan por día, en el caso de Gustavo Pulti $ 8.202.739 con un presupuesto anual de $ 2.994.000.000, pero si tenemos en cuenta que sólo hay 20 días hábiles en el mes, la suma asciende a $ 12.475.000”.
Saque la cuenta como quiera. Le ahorro el trabajo. Tomando la primera evaluación, es decir $8.202.739, en tres días estaríamos en los $24.608.217. Si vamos al otro número, $12.475.000, multiplicado por dos días $24.950.000. ¿Cuánto apreciaba el jefe comunal que se necesitaba para las escuelas? $25.000.000. ¿Cerca, no? Pero esta insólita solución parte de comienzos de julio, es decir a mitad de año y el intendente, con todo lo que falta del actual período presupuestario, no puede juntar ese número que le correspondería, en todo caso, a la comuna afrontar en razón de los fondos que se reciben de provincia y nación para la educación. ¿Curioso, no?
Por supuesto, después, cuando se atacan los números comunales, salen los fieles a unos pocos en desmedro de todos, a los que realmente se deben, la población toda, a tratar de explicar que lo que se dice es mentira, no incorporando serias razones al debate, simplemente señalando al mensajero como incapaz de evaluar nada.
Conclusión, todo se podría lograr, pero hace falta valentía y la decisión firme de escaparle a la calificación de traidores a la patria chica.
MIGUEL TOSCANO
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