Claudia Piccolo, titular del Consejo Escolar
Los incesantes atracos a diferentes establecimientos educativos en el último tiempo, desnudaron por completo los innumerables problemas de inseguridad con los que cuentan los colegios de la ciudad. Esto sumado a dificultades de tipo edilicio, que se prolongaron con el paso del tiempo a causa de una clara falta de gestión, provocó una problemática que ni siquiera los 25 millones de pesos que la gestión Pulti sacará de la caja de OSSE alcanzarán para solventar parte de los inconvenientes.
“Los hechos no dejan de sorprendernos, es lamentable los gastos de vandalismo y no sabemos cómo los vamos a enfrentar ya que económicamente no tenemos forma de hacerle frente a los costos”, manifestó la titular del Consejo Escolar Claudia Piccolo.
Establecimientos con nueve robos en el año, otros con cinco y sobre todo algunos de ellos con presencia policial muy cercana agravan aún más la situación. “Tocamos fondo con respecto a la inseguridad en las escuelas ya no es la solución tener un patrullero en la puerta”, añadió Piccolo.
No obstante señaló que “No contamos con más recursos y entendemos que se necesita de la presencia del Estado en lo que tiene que ver con las fuerzas o con alguna medida de seguridad”.
Asimismo con respecto a los fondos que serán destinados a algunos colegios de Mar del Plata, la presidente del Consejo Escolar aclaró que “la situación crítica no solo es generado por robos, desde el Consejo Escolar estamos a la espera de los fondos con respecto al uso de los 25 millones de pesos pero no sabemos cuál será su destino”.
Son las mismas autoridades educativas las que facilitan el accionar de los delincuentes en las escuelas.
Dejan las luces internas (patios, aulas, baños, pasillos, oficinas) permanentemente encendidas, las 24 horas del día, los 365 días del año, feriados, vacaciones, como para que los vándalos y delincuentes no se anden tropezando en la oscuridad.
Imaginemos una escuela donde las únicas luces encendidas son las exteriores. En tal caso un vecino solidario puede advertir de inmediato el ingreso y egreso de los delincuentes y dar aviso a la policía. Entonces, con la escuela a oscuras, los vándalos, si consiguen desplazarse por el interior del establecimiento, deben hacerlo con dificultad usando linternas, cuyos haces de luz advierten al vecindario de tal presencia.
Por otra parte, esta estupidez de las autoridades escolares causa que la Provincia deba desembolsar multimillonarias cifras en concepto de energía eléctrica.
Las escuelas deben estar a oscuras, y sus veredas iluminadas por reflectores.
Una vez una directora me dijo que las luces quedan todas encendidas “para disuadir al vándalo, al delincuente, para que no entre”.
No sé si calificar de negligencia o ingenuidad esta ridícula postura lumínica.
Gracias Néstor por comentar.