También hay crujidos en el gobierno de Pulti

Los gestos son cada vez más ásperos, son evidencias del jefe comunal. Se lo vio a Pulti desencajado (otra vez muy cerca del gobernador Scioli) y es el reflejo de un momento duro por el que atraviesa su administración. El desgaste de seis años en el poder, la catástrofe de su derrota electoral y la pérdida de la mayoría propia en el HCD, se hacen sentir con el rigor que acompaña a la política cuando avanza la debilidad del poder, y comienza a hacer estragos en las propias filas. Algunos lo llaman implosión.

Es natural, no debería extrañar, lo raro fuera que no sucediera. Pero la cascada de tropiezos no sabe de treguas. Despertó el malhumor del gobernador Scioli, cuando le levantó una conferencia de prensa y le marcó la cancha de manera humillante en el flamante museo. También en oportunidad de la elección de la Reina Nacional del Mar, los asistentes ubicados en las primeras filas del público, pudieron observar como en voz alta reclamaba hasta con gestos, mediante su teléfono móvil. La línea de órdenes ya no responde, y la casa no está en orden, para colmo Pulti está preso de la obsesión de Scioli. Como por ejemplo, cuando se puso de espaldas a una foto institucional en la inauguración de casino del Sasso, donde no quiso compartir el cuadro con Massa, Scioli y Barrionuevo. Ahora cuando hay una puerta que se le abre, hay diez que se le cierran al intendente municipal.

Dentro del gabinete se libra la improvisación como resorte. Sin viento a favor todas las balas les pican cerca a los secretarios y presidentes de entes descentralizados. El poli funcional y multifuncionario, doctor Adrián Alveolite, ya no sabe qué hacer con un viejo conocido, Eduardo Bruzzeta otra vez ha quedado en la mira, como cuando el arquitecto Marcelo Artime lo desalojó de su cargo en Inspección General. Bruzzeta volvió de aquella instancia, apoyado por el tándem Niella – Lallanne, y ahora Alveolite no para de renegar. Y en este punto debería repararse con especial atención, dado que el Secretario de Seguridad no es afecto a una exposición muy alta, y con ello amigo de convivencia, por eso estiman que lo de “Bruzzeta es insostenible”, a pesar que en su ánimo representa la obediencia debida.

La temporada alta no es el mejor momento de Pablo Fernández Abdala, quien no tiene nada para anunciar y cuando lo hace ya nadie le cree. Los números del turismo lo han dejado flameando. Mientras asegura un crecimiento de la actividad, se generaliza el descontento a medida que se corre el velo y la realidad queda al descubierto. Muchos hablan de la peor temporada de los últimos años.

Pero esa no es la mayor complicación de Fernández Abdala, sino que será muy difícil que pueda salir airoso en el recinto del Concejo Deliberante, donde ansiosos lo esperan los concejales de la oposición, para escucharlo dar explicaciones que no cierran. A tal punto que Fernández Abdala ya le hizo saber a sus íntimos que está dispuesto a renunciar, antes que ir a dar respuestas que satisfagan en el Concejo, es misión imposible. Es sólo esperar la evolución de los acontecimientos.

El presidente del EMDER Horacio Taccone, tampoco parece tener su futuro comprado al frente del EMDER. Ya le hicieron saber cuáles son sus responsabilidades patrimoniales personales, en algunas decisiones que ha debido tomar bajo presión del intendente. Taccone sufrió súbito malestar que necesitó de auxilio sanitarista cuando le leyeron sus cargos, y por si hiciere falta también le recordaron como suele expedirse el Tribunal de Cuentas, en estos casos.

Todo está atado también al cuadro de desintegración que baja como un azote de la economía, dispuesta a castigar a los más desprotegidos, que no tienen refugio ni dólares debajo del colchón, una vez más la decepción y la frustración les queda a la vuelta de la esquina.