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Superclásico: Peñarol volvió a amargar a Quilmes con Campazzo como figura

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Los máximos anotadores en escena. Baxley (24) y Campazzo (35). El base “Milrayitas” fue letal a lo largo del juego.

Impresionante. Maravilloso. No alcanzan los adjetivos para describir con palabras la adrenalina que genera un Superclásico más en la ciudad. Dos equipos competitivos que dieron lucha hasta el final. Con un cotejo equilibrado y cargado de locura emanada desde las gradas. Pero con una figurita estelar, esa que en las bravas se agranda. Facundo Campazzo señores. ¡La Descosió! Para entregarle un nuevo triunfo al “Milrayas” y su gente en una noche inolvidable para el básquetbol argentino.

Una verdadera fiesta y un partido acorde con lo que se esperaba y con la realidad deportiva de ambos equipos a flor de piel.

El “Cervecero” arrancó con un parcial de 6 a 0. Muy bien en ofensiva y sobre todo en la zona pintada con el aporte de Diego Romero y Federico Marín.

Por su parte “La Peña” estuvo desconocido en el juego. Flojísimo en ataque con disparos incómodos. Y muy liviano en defensa dejando anotar al “Tricolor” en varias oportunidades.

Era inminente el minuto pedido por “Tulo” Rivero y después de un reto importante a sus players, le cambió la cara al “Milrayitas”. Se mostró más aguerrido debajo del canasto y con la aparición rutilante del base Facundo Campazzo, que igualó el juego con buenas penetraciones en tierra de gigantes.

El segundo segmento mostró a un Walter Baxley indomable de cara al tablero. Con dos jugadas dignas de NBA que sumaron buenos dividendos para lo cerrado que fue el encuentro.

Peñarol acelerado en ofensiva no pudo concretar de cara al canasto. Demasiado desprolijo y sin pensar la jugada a resolver careció de paciencia. Sin embargo Quilmes logró ser simple en ataque y eso se notó a la hora de sumar.

El ingreso del “Boricua” Sosa no le otorgó los dividendos necesarios desde el perímetro. Un equipo que lanza habitualmente desde lejos no probó casi nada en toda la primera mitad.

Los bases de Quilmes castigaron en reiteradas oportunidades desde siete metros, con dos triples consecutivos, y estiraron la ventaja que llegó a ser de 11 por momentos, pero que Campazzo decoró en 9 y a los vestuarios con un Rivero malhumorado por la producción de los suyos.

En el complemento el “Tricolor” siguió concentrado y con Shadi como líder, no solo en la conducción sino también en puntos.

Nuevamente apareció el mejor jugador nacional: Facundo Campazzo, que con una ráfaga interesantísima de puntos, contagió a sus compañeros, y hasta pasó al frente por momentos. Pero todo fue muy equilibrado tal es así que terminaron empatados de cara al último cuarto que como hace tiempo no generaba tantas expectativas en el público.

Como se esperaba era una caldera el Polideportivo y con los dos conjuntos cargados de faltas todo fue más dramático. Shadi se fue en Quilmes y Leiva caminó por la cornisa en reiteradas oportunidades hasta que la vorágine del juego lo llevó a sentarse en el banco de relevos y observar los últimos minutos desde allí.

El final fue de película. Digno de un Súper tremendo. Con el momento de Baxley que a pura penetración fue el sostén de Quilmes en ataque. El norteamericano solito se puso el equipo al hombro y volvió loco a su gente.

Pero del otro lado apareció la gran figura de la noche y del básquetbol argentino: Facundo Campazzo. Que con tremenda eficacia desde la línea de sentencia, más un recupero final, decretó el 85 a 82 para un Peñarol que sigue prendido en lo más alto, una vez más puede gozar a su rival, y que sacó ínfimas ventajas que a la postre fueron decisivas.

Foto: Olé

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