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Solomun hipnotizó a más de 9000 personas frente al mar

En la madrugada del domingo el DJ oriundo de Travnik, Bosnia, Mladen Solomun, número uno en la escena mundial, se presentó en el balneario Mute de Mar del Plata. Más de 9000 personas fueron encantadas en la playa por los beats del creador de “Dance Baby” (2009), en el idioma que mejor los conecta: el de la música.

El recital se sabía de antemano que iba a ser masivo. El que se presentaba era Solomun, el mejor del mundo, y por eso muchos llegaron temprano al complejo, alrededor de las 21.00, para reservarse un buen lugar frente a la cabina del DJ. Los que fueron entrando más tarde lo hicieron con la tranquilidad de los que saben que no vienen a ver, que vienen a escuchar.

El mar a las 2.30 de la mañana, cuando el bosnio salió a escena, no se podía ver pero se percibía en su inmensidad. Fue la caja de resonancia para una experiencia que se volvió cada vez más sensorial a medida que el músico, productor y fundador de las disqueras Dynamic (2006) y más tarde 2DIY4 (2011), fue conjugando el ritmo y moviendo a la gente a su antojo.

Un recital de música electrónica transita caminos muy diferentes a los de otros géneros. Las miradas no buscan el escenario, los movimientos de la gente abajo, como los del DJ arriba, son suaves. La prioridad es buscar un espacio propio, un rincón apartado en el que el cuerpo no encuentre límites al conectar con lo que Solomun envía desde la cabina, embriagado en su propia experiencia, que al mismo tiempo es la de todos.

La combinación ideal

A la hora de buscar productores de música para acompañarnos siempre buscamos de primera liga y hoy la realidad es que en la costa atlántica Mute es el referente número uno en los eventos musicales del verano, por eso también estuvimos acompañando lo que fue la vuelta del BUE en su primer y segundo año de la mano de Daniel Grinbank, que es nada más y nada menos que quien comenzó con los recitales en Argentina hace más de 10 años“, le explica María Muro a Infobae, una de las organizadoras del evento junto a Heineken, que por segundo año consecutivo trae a Solomun a Mar del Plata, en una decisión de la firma de buscar posicionarse, dice, como “referente en el mundo de la música”. “No hay mejor combinación que verano, música y cerveza”, agrega, y mientras la marea de gente se mueve al compás del set,  con los pies puestos en la arena pero como si flotaran, es difícil contradecirla.

Se dice que la electrónica es “la música del presente”, una experiencia en la que como en la leyenda alemana del flautista de Hamelín, el que está al frente hipnotiza a los que lo siguen con los climas, marca el pulso con cada nuevo track y hace surfear al público en una ola de sonido que maneja desde  el escenario, rodeado de pantallas en las que se suceden animaciones, flanqueado por dos bailarinas plateadas que bailan esa coreografía ecléctica que se repite a lo largo y ancho del balneario.

En el “Heineken Sight Beach”, un espacio exclusivo, dispuesto por la marca de cerveza holandesa, elevado algunos metros sobre el nivel del campo tradicional, la fiesta se aprecia en su totalidad. Hay 100 velas distribuidas entre jardines colgantes ambientando el espacio, famosos caminan por el lugar, Florencia PeñaMarleyNicolás “Cayetano” Cagj, pero lo mejor de estar ahí, en altura, es ver ese otro show del que son parte Solomun y la gente. Cómo desde el escenario se proyectan destellos que muestran por un instante a las más de 9000 cabezas a contraluz, balanceándose al compás, algunos con los vasos en alto, concentrados en su propia danza, todos en trance.

Solomun inauguró en la noche del sábado los recitales que seguirán con presentaciones que la marca de cerveza traerá durante toda la temporada: John DigweedRichie Hawtin y Carl Cox, otras de las estrellas de la música electrónica que musicalizarán los fines de semana de Mar del Plata. Empieza a amanecer, ahora la inmensidad del mar no sólo se siente, también se ve.  El sol premia al DJ internacional con una vista privilegiada de la playa, la gente, el océano, que el flautista extranjero supo ganarse a lo largo de la noche, mientras sus chicos hipnotizados, siguen bailando.

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