El rock nacional de la década del 90 sufrió un revulsivo bastante importante del que no salieron demasiadas cosas buenas. Por un lado la desarticulación de algunas bandas históricas, por el otro el surgimiento de grupos barriales apologéticos de determinadas costumbres que, sin un sustente estético, eran pereza y escaso compromiso artístico. En medio de ese revuelo, de lo poco bueno que hubo, Peligrosos gorriones fue una muestra.
La banda platense lideró la vanguardia del llamado nuevo rock argentino. Peligrosos gorriones es Francisco Bochatón en bajo y voz, Guillermo Coda en guitarra, Martín “Cuervo” Karakachoff en teclados y sintetizadores, y Rodrigo Velázquez en batería y percusión: y como todo vuelve, el grupo se encuentra en una recuperación artística tras un alejamiento que podrá ser disfrutado por los locales este viernes a las 22 en Abbey Road (Juan B. Justo 620).
El grupo, enrolado en una vertiente nativa del grunge, fue junto a Los brujos y Babasónicos parte de una movida que pasó de los márgenes al centro, aunque Peligrosos nunca terminó de dar el paso al frente y siempre se mantuvo en un pelotón de expectación. A fines del año pasado, y tras una década sin tocar juntos, se reunieron, ensayaron, quedaron conformes e inmediatamente estaban recibiendo propuestas para volver en forma oficial.
Ahora, los platenses regresan con el objetivo de revalidar el espacio ganado tiempo atrás, con el mismo espíritu indomable que en aquellos tiempos pero, tal vez, con un plus: porque es inevitable que la deserción de bandas importantes ha generado un vacío que permite al discurso de los “gorriones” muchas menos interferencias. La banda vuelve sin el sentido del gran circo de otros regresos y sí con ganas de hacer por el camino de la música.
