Ciudad, Información General

Se realizó la misa por el día del trabajador

“Es urgente recrear una cultura del trabajo estable que supere la precariedad o la dádiva”

El Obispo de Mar del Plata, Monseñor Antonio Marino, presidió la eucaristía con motivo del día del trabajador que se realizó ayer por la tarde en la Iglesia Catedral. Esta iniciativa, se realiza desde el año pasado, y busca unir a los distintos sectores del mundo del trabajo en un ámbito espiritual rezando por una mayor fraternidad. De la misma participaron el intendente de General Pueyrredón, Gustavo Pulti; el titular de la CGT Regional Pedro Fernández y el presidente de la UCIP, Raúl Lamacchia junto a gran cantidad de miembros de cada organización.

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 “Siento satisfacción por esta iniciativa de la Pastoral Social. La eucaristía crea fraternidad, la Iglesia desea ser como una casa de familia que recibe a todos que brinda alimento y luz” inició diciendo el Obispo en su homilía.

“La Iglesia en cuanto tal, no es un sector más dentro de este complejo mundo que integran los trabajadores, los sindicatos, los empresarios, los políticos y todos los actores que convergen en la actividad laboral. Como obispo, deseo brindar un servicio en orden a facilitar el buen entendimiento de las partes que se necesitan mutuamente y que no son ni deben ser adversarios o enemigos, no puedo brindar soluciones prácticas a los problemas concretos, ni ustedes los esperan de mí ni debe ser así. Mi misión debe ser espiritual, y precisamente por eso profundamente humana” expresó Monseñor Marino y luego añadió “lo primero es facilitar el encuentro y la cordialidad, la voluntad de diálogo y la búsqueda incansable de soluciones con espíritu constructivo”.

Respecto a la realidad del trabajo, el pastor de la Iglesia Católica de Mar del Plata consideró que esta realidad está en el centro de la cuestión social, “se trata de una necesidad profunda y además de procurar el sustento económico no podemos olvidar el aporte al bien común de la sociedad y el perfeccionamiento que el hombre logra de sí mismo trabajando”. Por esto, el Obispo reclamó “hoy en día es urgente recrear una cultura del trabajo estable que supere toda solución provisoria, como sería el trabajo precario o una cultura de la dádiva”.

Finalmente el prelado enfatizó, “una persona desocupada es una herida en el cuerpo social que todos debemos sentir. El trabajo dignifica al hombre, mediante él se defiende la vida y se muestra amor y respeto por la familia”.

Durante la eucaristía se rezó por todos los difuntos comprometidos con el mundo del trabajo, y en un gesto significativo, Fernández junto a Lamacchia llevaron las ofrendas de pan y vino a Monseñor Marino que minutos más tarde fueron consagradas en el altar.

 

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