Se tocó, entre otros, el tema de la Ruta 88. Si bien es cierto que jugó de visitante y sólo con público local, se comió una goleada histórica, que obliga a replantear al Frente Para la Victoria, sobre la conveniencia de asistir o no a la mesa de Mirtha Legrand. El que puso la cara, para eso le pagan y muy bien, fue el vocero de Daniel Scioli, Jorge Telerman.El funcionario, tan sanatero como Jorge Capitanich, se comió todos los golpes. Los temas fueron la pobreza, el estado de las rutas y la inseguridad en la Provincia de Buenos Aires. María Eugenia Vidal, nunca se debe haber sentido más cómoda y a gusto, ya que a su probada capacidad de expresión le agregó una buena dosis de demostración de alta política.
Scioli, debe haber seleccionado a Telerman, precisamente por su condición de hablar horas sin decir nada. Son como una simbiosis uno del otro, por ello no resulta improcedente haber imaginado a Scioli en la misma mesa, y haber cumplido el mismo pobre papel.
En un momento de la cena con Mirtha y los invitados, salió el tema de las rutas bonaerenses, incluyéndose el tratamiento del estado de la Ruta 88, que une nuestra ciudad con Necochea. Y de paso cañazo, porque salió a la luz la protesta de vecinos de Azul, que reclaman una autopista en la Ruta 3. Cada uno de los invitados, entre quienes se encontraban Lizy Tagliani y Julio Piumatto, literalmente despedazaron la calidad de gestión de Daniel Scioli.
Cómo se dice en la jerga boxística “le llenaron la cara de dedos”, justo cuando se cuestionada el calificativo de dictadora, que la señora Legrand le aplicó a la presidente de la Nación Cristina Fernández.
