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Sanjuanino quedó varado en la ciudad; ediles hicieron “vaquita” para abonarle el pasaje

13327551_274257172927457_5088546422417669201_nPensando que tenía entre manos una buena oferta de trabajo, Alejandro Ezequiel Celán, un joven sanjuanino se despidió de su mujer y sus pequeños hijos partió de Sarmiento de los Berros rumbo a Mar del Plata, a bordo de la camioneta de un sujeto que le había asegurado un promisorio trabajo en el puerto local. Pero sus sueños trocaron en una pesadilla, después de que el sujeto lo dejó en la media mañana del viernes 20 mayo en la zona portuaria, diciéndole que pronto regresaría.

La espera comenzó a desesperar al joven de 28 años y en las primeras horas de la tarde comenzó a preguntar entre los trabajadores portuarios si alguien conocía a aquel hombre de quien solo sabía que lo había trasladado en una camioneta Mercedes Benz color rojo, dejándolo librado a su suerte, mientras el presentimiento de que había sido engañado en su buena fe anudó su garganta, y echó a llorar como nunca lo había hecho en su vida.

Más allá de un sueño truncado común al de muchos migrantes que caen en la celada de los espejismos laborales, la odisea de Alejandro tuvo un final feliz, pues movilizó a concejales de todos los bloques salvo la UCR, que colaboraron para pagarle el pasaje a su provincia natal sin escala.

Por su parte, las asesoras de Agrupación Atlántica una vez más, se ocuparon durante toda la mañana de conectarse con funcionarios sanjuaninos para asegurar el retorno de Alejandro a su tierra y el reencuentro con sus afectos. “Vine de San Juan con un hombre en una camioneta Mercedes Benz color rojo, quien aseguró que me iba a conseguir un trabajo, llegamos a Mar del Plata y me dejo en el puerto, diciéndome que enseguida regresaba pero no volvió a aparecer”, relató a mdphoy.com.

Acto seguido, Celán describió: “al pasar las horas comencé a preguntar si alguien conocía a esta persona pero nadie sabía quién era. Ahí nomás me largue a llorar. Nunca lloré tanto en mi vida como hoy”.

“A partir de ese momento -prosiguió – estuve deambulando por la ciudad sin saber qué hacer, porque había venido con poco dinero. Dormía en la playa con un ojo abierto por miedo a que me hicieran algo.

Destacando que “hace ocho o nueve días que estoy sufriendo acá con miedo de todo lo que pueda pasarme en la calle. Iba a las panaderías del centro, donde contaba mi situación y les rogaba que me dieran algún alimento. Creo que Dios estuvo conmigo protegiéndome hasta que un policía me dio una mano, me llevaron a Desarrollo Social y de ahí me dijeron que viniera a la Municipalidad”.

Alejandro, luego de solucionar el inconveniente gracias a personal de algunos bloques políticos del HCD, concluyó que “más allá de los malos momentos que me hizo pasar la persona que me engañó, me llevo el recuerdo de gente muy buena que me ayudó. También le agradezco a la policía, los empleados y concejales que se ocuparon de conseguirme un pasaje para regresar a San Juan y reencontrarme con mi familia”.

Roberto Latino Rodríguez

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