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Reclamos y pedidos de justicia a dos meses del Repunte

Puede que las marchas que organizan familiares de las víctimas del pesquero Repunte no sean cada vez más multitudinarias. El sábado cuando se cumplieron dos meses del naufragio que dejó como saldo tres tripulantes fallecidos, siete desaparecidos y dos sobrevivientes, y se movilizaron desde el monumento al Pescador hasta la Banquina Chica, eran los de siempre.

Pero se las ingenian para que la lucha por el Repunte, la consigna “Ningún Hundimiento Más”, se propale y llegue cada vez más lejos. El sábado cuando pasadas las 15 comenzó la marcha también arrancó en Rawson, Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn, San Antonio Oeste y Capital Federal, donde un grupo se movilizó hasta Prefectura y también gritó con fuerza “Se va acabar, se va acabar… esa costumbre de coimear…”

Esta vez los carteles perdurarán para las próximas marchas, hubo un recuerdo para los 41 barcos que naufragaron o tuvieron algún siniestro que aportó alguna víctima hasta llegar al increíble número de 86 tripulantes fallecidos en alta mar, solo desde principios del nuevo siglo a la fecha.

En papel blanco, con letras negras, estaban conteniendo a las familias del Repunte en su dolor y los nombres otros barcos que encerraron tragedias y misterios. De muy pocos se sabe exactamente qué fue lo que pasó.

“Antonio Miralles”, “Es Posible II”, “Carlos Alvarez”, “Angela Whigth”, “Atlántida”, “Maraco II”, “Vieirasa 8”, “Argenova II”, “Unión”, “Siempre Don Pablo”; “Don Víctor”, “San Jorge”, “O Sole Mio”, “San Antonino”, “Rosario G”, “Puente Chico”, “Virgen María”, “Conarsa”, “Altalena”, “Azuchi Maru”, “Don Roberto”, “Diego I”, “Gaviota III”, “Orión”, “Padre Pío”, son algunos de los que se alcanzan a divisar entre los manifestantes.

Guadalupe, la hija del capitán Gustavo Sánchez, se turnó con su tía Gabriela y Silvia de la Hoz, esposa de Marcelo Islas, uno de los marineros desaparecidos, para leer a través de un altavoz la reseña de la colección de desaciertos, complicidades, descontroles e inacciones del que participaron el armador, la Subsecretaría de Pesca y la Prefectura y que terminó con el pesquero de 32 metros, hundido a 80 millas de las costas de Rawson.

“La tormenta perfecta de corrupción”, dijo la hermana del Capitán, que puso énfasis en la responsabilidad del dueño de la empresa Ostramar, Luis Caputo, por el estado en que mantiene su flota pesquera “de forma deplorable y emparchando en vez de hacer los arreglos como corresponde”.

“Ellos no saben de las convicciones que tenemos. No nos conocíamos pero en estos dos meses nos hicimos familia. Hace dos meses cada uno salió por su padre, esposo, hijo, pero ahora salimos por todos porque conocimos los sueños, los proyectos, las ganas de vivir que no pudieron concretar”, reveló Gabriela Sánchez.

“El mar no perdona a los barcos de papel”, rezaba otro cartel exhibido durante la marcha, al lado de otros de colores que pedía “Justicia por el San Antonino”. “Seguimos por vos, papi”, decía otra, con la foto de Marcelo Islas.

Gustavo Sánchez, Ricardo Homs, Sebastián Cabanchik, Jorge Gaddi, Horacio Airala, Silvano Cóppola, José Arias, Néstor Pagannini, Fabián Samite y Marcelo Islas. A cada nombre de las víctimas del Repunte lo seguía un “Presente”, tan fuerte como el deseo ferviente que tiene este grupo de familiares de que el Repunte sea el último naufragio.

“Miren bien… miren bien… estos son los hijos, las viudas, las madres, hermanos, padres y amigos de los tripulantes del Repunte”, le pedía Gabriela al grupo de efectivos que hacían guardia el sábado en el acceso a la Prefectura. La marcha se detenía frente a la sede de la delegación en Mar del Plata y el tono de las consignas subía de tono.

“Sepan que hay consecuencias con sus decisiones, con su falta de controles… véanlos bien…”, insistía la hermana del capitán mientras desde la manifestación salía algún que otro insulto y enseguida se homogenizaba en el “se va acabar… se va acabar… esa manera de coimear… se va acabar…”

Los familiares tienen una explicación de por qué el helicóptero llegó casi cuatro horas más tarde del aviso del capitán del María Liliana. “Salieron cuando desde el pesquero les avisaron que arriba de la balsa no había nadie….”, contó Gabriela Sánchez, siempre con el megáfono en la mano. Desde la oficina de Prefectura, un efectivo las señalaba con la mano detrás del vidrio.

“A nosotros pueden no decirnos nada, pero tendrán que decirle al Juez todo lo que hicieron, o lo que no hicieron y por qué no lo hicieron, como el resto de los responsables”, dijo Sánchez.

El fin de semana largo encontró muchos turistas en el paseo comercial de la banquina chica, el lugar por donde pasó la manifestación hasta llegar al espejo de agua. Otra vez la lectura del comunicado que contaba la historia del barco. Algunos sacaban fotos. Otros aplaudían. Desde los locales mostraban una indiferencia habitual.

Otra vez los nombres de los tripulantes y después del apellido: “Presente”, que brota de las entrañas. “Esto no puede volver a pasar, nuestro lema es #NingúnHundimientoMás, consigna que vamos a seguir manteniendo hasta que cambien las cosas. No lo hacemos por nosotros porque ya perdimos lo más importante. Esto es por los que quedan”, confesó Sánchez.

Roberto Garrone

Revista Puerto

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