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Pulti conspira contra la actividad comercial; agotó a los empresarios

Con sus socios políticos de la UCIP y del Banco de la Provincia promueve créditos, que lo único que generan es mayor endeudamiento. Un golpe de gracia fue el tema de las fachadas comerciales. Es devastadora la presión con tasas, derechos e impuestos. Se ha eliminado la rentabilidad. Hoy los comercios sólo hacen cajas para pagar los gastos fijos y se ha llegado a un límite insoportable.

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La contadora pública Cristina Coria, fue lapidaria con la gestión de Gustavo Pulti. Ha destruido el sistema comercial de la ciudad. Tuvo medidas caprichosas, anti económicas para el sector y asfixió a la actividad con creación y aumentos de nuevas tasas y derechos.

La contadora Cristina Coria se refirió a una problemática que envuelve a toda la ciudad, y poco a poco la fue convirtiendo en locales vacíos, persianas bajas, suspensiones y despidos de personal, en todos los rubros con raras excecpciones.

“Y se anunciaron créditos para la industria y el comercio. El financiamiento a tasas blandas (en este caso, hasta negativas, al ser más bajas que la inflación esperada), siempre es una buena noticia para la producción, el comercio y los servicios”, firmó Coria quien es candidata a concejal en la lista que encabeza Vilma Baragiola.

Al referirse a las expectativas no tuvo dudas: “Hoy el horizonte empresarial es bastante oscuro, ya que, a la caída generalizada de las ventas, en términos reales, se ha sumado una brusca caída en la rentabilidad, básicamente como consecuencia del incremento en los costos”.

Los aumentos en tasas municipales e impuestos provinciales y nacionales no escapó a su crítico análisis: “Y los costos ascienden año tras año por la fuerte presión impositiva: aumento de alícuotas en ingresos brutos y otros impuesto provinciales, aumento de alícuotas y mínimos en la Tasa de seguridad e Higiene, nuevos derechos y sellados fiscales, desconocimiento oficial del impacto de la inflación, tanto en la facturación máxima permitida para los monotributistas, como en las escalas del Impuesto a las Ganancias, como en los balances impositivos”.

La falta de reglas del juego claras tiene impacto en la situación, según Coria: “Como si esto no fuera suficiente, el Municipio cambia las reglas de juego permanentemente, sin importarle cuánto cuesta al sector privado: así, un día se obliga a los establecimientos a adecuarse separando áreas de fumadores y no, y al otro año se prohíbe fumar directamente, perjudicando a quienes se adecuaron y premiando a quienes no habían invertido nada. Un día alientan la gastronomía en veredas y al otro crean un derecho de cerramientos laterales (mámparas transparentes para atajar el viento) carísimo”.

El polémico asunto de la cartelería comercial, colmó los aspectos negativos de una gestión que ha sido rechazada por el 83 % de la ciudadanía: “Y un día, el Intendente pensó que la masa publicitaria de la ciudad debía reorientarse y que, detrás de los carteles comerciales, había fachadas maravillosas. Así, implantó un Código de Publicidad que implicó que los carteles tuvieran que ser retirados. Muchos de ellos eran lindos, seguros, nuevos y luminosos. Y así, en soledad, nos condenó a una ciudad oscura y más insegura, si se puede, dejando a la vista fachadas impresentables y nidos de palomas”

Y finalmente consideró que: “Por eso, volviendo al tema crediticio, por supuesto que es un hecho positivo, pero mucho más lo sería bajar la presión fiscal que está asfixiando a las pequeñas empresas, y disminuir la burocracia que, en muchos casos sólo existe para justificar nuevas áreas y puestos políticos para los amigos”.

 

 

2 Comentarios

  1. BIenvenido el retiro de marquesinas. SI han dejado a la vista fachadas impresentables y nidos de palomas, o frentes sin mantenimiento, bienvenido sea: antes se ocultaba algo impresentable. AHora deberan reparlo y hacerlo presentable.

  2. Las marquesinas retiradas compulsivamente por este mamarracho conocido como Código de Publicidad, no han dejado a la vista ninguna fachada impresentable. Sí lo hicieron los carteles gigantes, que no son marquesinas.
    Alveolite había pronosticado –con la eliminación de la cartelería– la aparición de frisos, volutas, bajorrelieves y otras bellezas de la arquitectura antigua.
    No fue así, porque la arquitectura comercial marplatense es pedorra, como en el dibujo animado de Los Picapiedras (tres paredes con ladrillos de canto, una losa y una cortina metálica).
    Alveolite y demás ejecutores de este atropello, habrán creído que Mar del Plata es como Rosario, La Plata, Buenos Aires y alguna que otra ciudad donde las construcciones antiguas se respetaron y no fueron demolidas salvajemente, como ocurrió aquí.
    Y en cuanto a las marquesinas, sugiero que Jorge González le transmita su comentario a mi hermano, que el día de la gran granizada de febrero resultó con 7 puntos en la cabeza, hematomas en las manos y sus anteojos destruidos, por no encontrar refugio cuando se hallaba caminando en el centro.

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