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Por qué no fue velado en el Palacio Municipal

El intendente Gustavo Pulti se enteró del  deceso del profesor Blas Aurelio Primo Aprile, mientras se encontraba en la inhumación del Eduardo Tomás Pezzatti. Los familiares de Aprile, especialmente sus hijos, ya habían decidido que todo el servicio fúnebre iba a ser llevado a cabo en la Cochería Sampietro, incluido el velatorio.

El intendente Pulti se comunicó con la familia Aprile y como corresponde en estos casos, ofreció el Palacio Municipal para despedir los restos del ex intendente fallecido, inesperadamente durante la mañana de ayer,  luego de sentir un malestar tras haber jugado al futbol con sus hijos, el sábado por la tarde. En un primer momento, hubo un diagnóstico que respondía a un cuadro de presión arterial alta, que derivó luego en un infarto cardíaco que resultó fatal a pesar de los esfuerzos médicos.

Elio Aprile durante la última nota con mdphoy.com, transmitió el orgullo que sentía por sus hijos y se manifestó entusiasmado por el desempeño de uno de ellos en la edición de un diario digital, y  otro, en un programa radial que compartían con orientación a la filosofía.

Pero hay otro dato significativo, que describe con bastante aproximación cómo pensaba Aprile, en estos difíciles momentos, como cuando perdió en la vida  a grandes amigos suyos como Vicente Fernández, José Antonio “Coco” Fiscaletti y Enrique Marín Vega. En ninguno de los casos concurrió a los velatorios e inhumación de sus restos.

La familia de Blas Aurelio Aprile guardó respeto a este tipo de decisión, aunque nunca pensó que tan prontamente iba a tener que apelar a ese derecho de decisión, cuando quien dejaba esta vida a los 63 años, era nada menos quien despreció ese ritual de honras de funeral.

El ex intendente, seguramente se anticipó a esas demostraciones de estilo protocolar, donde reina la hipocresía y el cinismo, tan común en la práctica de la política, salvo honrosas excepciones. Cómo iban a recibir, especialmente los hijos de Aprile, condolencias y gestos de pésame de quienes no trepidaron en hacerlo protagonista de una lapidación política, quienes no ahorraron  amenazas y agresiones verbales frente a su domicilio paterno, no sin antes fomentar la difamación a través de una aviesa campaña.

Hay que recordar cómo Aprile debió dejar la Municipalidad en el medio de una crisis. Por eso, no debe extrañar que se haya rechazado la posibilidad de honrar su memoria, en la despedida que se merecía en el Palacio Municipal. Tampoco debería extrañar, que se hubiera hecho uso del derecho de admisión en la sala funeraria donde fue velado. En estas razones, deben buscarse los argumentos para saber por qué el intendente Pulti, fracasó en su intento de que los marplatenses bien nacidos le dieran su último adiós.

Aprile crió a sus hijos inculcándoles las virtudes de los principios y las convicciones. Por eso ellos supieron como quería descansar en paz. Nada para reprochar.

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