Ciudad, Cultura

Perdón Sandro

Cuando iniciaste tu carrera yo tenía 27 años y pertenecía a la generación de clase media que se embelezó en su adolescencia y juventud con Frank Sinatra y otras estrellas y orquestas norteamericanas. Es cierto que te consideramos un “grasa”, pero tampoco nos gustaba Elvis Presley, porque la sensualidad explícita era algo “mersa”. Pensar que hoy ni las “botineras” nos llaman la atención.

En casi todos los órdenes de la vida los personajes de avanzada suelen pagar un precio alto a su atrevimiento de cambio y vos con mi generación y sector social lo pagaste.

No obstante los más débiles del estrato socioeconómico te aceptaron y con ellos llenaste clubes, teatros y otros escenarios.

Tu ductilidad hizo que con el correr del tiempo cambiaras tu estilo, pero ya a priori nos negábamos a oirte o verte. Y así pasó el tiempo.

Hace veinte años más o menos nos empezaste a quebrar y entrando en la puerta de la tolerancia aceptamos escucharte, pero un poco nada más. El prejuicio se comenzaba a romper.

Hoy, tu muerte, nos descubre muchas facetas que tus “nenas” ya conocían y en menos de 72 horas descubrimos el contenido de tu repertorio, quizás impensable para muchos de mi generación, por ejemplo la genética tanguera que le imprimiste a las letras de tu música romántica  y una faceta de tu personalidad que hoy la sociedad comienza a tratar de rescatar para sí, frente a la decadencia de la moral colectiva.

Después del funeral de Evita y de Perón, disculpa por medio al Dr.Alfonsín por quien guardo un gran respeto, creo no haber visto otro igual, del de Gardel no puedo hablar porque no había nacido.

La gente lanzada al paso de tu féretro, el cortejo de bicicletas y motitos de pobres y nuevos pobres hasta tu llegada al cementerio fue conmocionante y además fue un hecho sociológico no descripto en los libros de texto.

Es obvio decir que fuiste un ídolo, pero tu muerte descubrió que sin saberlo tuviste una faceta de lider, si así no hubiera sido, era impensable que tremenda multitud no violara la entrada al cementerio según tus deseos de cuidar tu intimidad.

Obviamente a partir de hoy no me declaro Sandrista, pero sí te repito en mi nombre y quizás en el de muchos, Perdón Sandro por no haberte descubierto antes.

Lo único que nos salva de nuestra omisión, es que en una época donde hasta los cumpleaños se anuncian con pasacalles, vos que tuviste tanto para ostentar y mostrar practicaste la humildad de los grandes para esconder tanto éxito entre cuatro paredes y dueño de una capacidad de entrega, que hasta fuiste capaz de regalarle mas de seis bises a tu público aún cuando te tenías que ayudar con un tubito de oxigeno en el micrófono.

Silvia

3 Comentarios

  1. un tiro para el lado de la justicia, tarde pero valido igual. Por suerte yo lo disfrute en su tiempo, personalmente me encanta arrancame la vida con la Sra. Olga. ves que hay argentinos que valen la pena y no todo es berreta……

  2. http://hastasiemprequeridosandro.blogspot.com
    Se fue un gran luchador que dio batalla hasta el final, siempre con optimismo, fé en dios, con alegria, que buena persona fuiste querido ROBERTO,
    partio nuestro querido y amado idolo.
    se encuentra en el cielo adonde van los grandes, las buenas personas!!!!!!!!!!
    Les dejo la letra de una de sus canciones?
    Las manos
    Qué hermosas son las manos
    del humilde labrador;
    que se sumen en la tierra,
    que trabajan sol a sol.
    Qué bonitas son las manos
    de una novia en el altar;
    y qué tristes son las manos
    que van en un funeral.
    Diga usted, si hay más ternura
    que se pueda imaginar
    que en las manos pequeñitas
    de los niños al rezar.
    Todo aquel que tenga madre
    no podrá jamás negar
    que las manos de una madre
    no se pueden comparar.
    Y aquel que no la tenga…
    que perdone mi canción,
    pues quiero hablar de manos santas,
    las de madres ¡esas son!
    Pero hay manos que son garras,
    cegadas por la ambición,
    que ordenan ¡a la guerra!
    y siembran desolación.
    Pero hay dos manos que el hombre
    hace tiempo ya olvidó,
    manos que fueron golpeadas,
    humilladas por el odio y el rencor;
    manos que hicieron milagros,
    manos que dieron amor,
    miren bien… quiero que vean…
    ¡pues son las manos de Dios!

  3. A muchos nos sucedío algo similar … buena reivindicación y valoración del Sandro de América

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