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“No podemos vivir siempre enemistados, agresivos o desinteresados unos de otros”

thumbnail_Oración y jornada de jóvenes dirigentesLo aseveró monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata, quien realizó una oración en acción de gracias por el mundo del trabajo, con motivo de celebrar “el día del trabajador”. Encabezados por el intendente Carlos Arroyo, junto a miembros de su gabinete, integrantes de la CGT regional, empresarios nucleados en la UCIP y varios jóvenes se dieron cita en la Iglesia Catedral para dar gracias a Dios por el trabajo, pedir por aquellos que no lo tienen.  La actividad fue promovida por la pastoral social del obispado local, apostando así a seguir creando espacios de encuentro y diálogo en el entramado social de la ciudad.

“Mediante el trabajo honrado, contribuimos a lograr la ansiada amistad social, que es un objetivo que nos compromete a todos, pues el bien común de la sociedad está por encima de los intereses particulares. Antes de delinear soluciones técnicas, es bueno detenerse en los principios inspiradores que nos brinda la fe en Cristo”, dijo el obispo en su mensaje ante los reunidos en el templo mayor de la ciudad.

“Somos conscientes de vivir un momento muy especial, donde muchos manifiestan su legítima preocupación ante el problema del desempleo. Ciertas movilizaciones, con tensiones y protestas pueden dinamizar la búsqueda de soluciones a problemas complejos. Y esperamos que todo transcurra en paz. Desde la Iglesia siempre apostamos a buscar la concordia mediante el diálogo. No se trata de eliminar las diferencias y tensiones, sino de crecer en la convicción de que éste es el único camino posible”, expresó monseñor Marino.

Con más énfasis, el pastor de la Iglesia católica de Mar del Plata, consideró, “al celebrar el bicentenario de nuestra independencia, nuestra patria nos reclama a todos unión de voluntades, lo cual implica capacidad de escucha, de diálogo. Me llama la atención el nivel alto de malhumor y crispación que por momentos se percibe en las relaciones de los ciudadanos en la vida cotidiana. Como si las posturas irreconciliables de los diversos sectores en temas políticos y laborales, se trasladaran también a la convivencia más elemental. Ni en el trato cotidiano ni en los necesarios debates sobre los temas del bien común podemos vivir siempre enemistados, agresivos o desinteresados unos de otros”. Y añadió, “las graves situaciones que pueden atravesar los más desprotegidos, deben hacernos reflexionar. Vivimos en una ciudad de grandes contrastes. Con algunos problemas profundos y crónicos. Las soluciones podrán aparecer con más facilidad si nos proponemos un cambio de mentalidad, según el cual debemos aprender a renunciar a toda forma de ventaja personal que prescinda de la moral y del bien de los demás. También será importante aprender de los errores, y aceptar que podemos disentir sin odiarnos”.

Finalmente, el obispo manifestó su “voluntad de cercanía en orden a facilitar las condiciones para un encuentro armonioso y constructivo” y pidió por todos los trabajadores; y por quienes sufren la falta de trabajo. “Que nunca nos habituemos a justificar esta dura realidad, que todavía muchos hogares y personas padecen”.

Y consideró la jornada de jóvenes dirigentes como un espacio de participación ciudadana y compromiso asumiendo “la voluntad manifiesta de construir con seriedad y respeto una Patria de hermanos”.

Luego de la oración en el templo, la actividad se trasladó al CEDIER, donde el obispo, el intendente Carlos Arroyo, Sergio Arista por la CGT regional y Raúl Lamacchia por la UCIP dieron inicio a la jornada de jóvenes dirigentes.

“Queremos trabajar firmemente en buscar el encuentro, nadie puede estar de acuerdo con que nos vaya mal. Estoy muy agradecido por la invitación a esta jornada, nos sentimos como si fuera nuestra segunda casa siendo parte de estos encuentros”, manifestó Sergio Arista, del sindicato de SMATA y referente de la CGT regional.

“Hoy la gran esperanza para nuestra patria es la juventud que tiene ideales, que cree en la justicia y que cree en otros seres humanos que somos iguales y que tenemos derecho a la felicidad terrena y a una vida mejor”, resaltó el intendente Arroyo.

Concluyó la apertura el obispo diciendo, “la Iglesia apuesta a la unidad posible, a la concordia, a mostrar a  través de signos, como esta jornada que estamos representando distintos sectores e intereses, pero juntos y en una casa que es la casa de todos, como lo es la Iglesia. La unidad es posible sin suprimir diferencias ni tensiones”.

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