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“No veamos a los chicos como nuestros enemigos que nos hacen sufrir”

Dios y escuela. Durante su homilía, Puiggari rescató la importancia de la educación.
Dios y escuela. Durante su homilía, Puiggari rescató la importancia de la educación.

Decenas de docentes católicos llegados de la Diócesis local, se reunieron en Necochea para comenzar con una misa el ciclo lectivo 2010. La celebración, organizada por la Junta Regional de Educación Católica (JUREC), se realizó en la Parroquia Santa María del Carmen, y fue presidida por el obispo, monseñor Juan Alberto Puiggari.

Durante su homilía, Puiggari habló de la vocación de los educadores y dijo: “Dios pensó, desde toda la eternidad, que hacía falta alguien para la educación en la Argentina, en la Diócesis de Mar del Plata, para que educara a sus hijos. Y para esa misión decidió crear, hombres y mujeres con determinadas condiciones para la educación”. Por eso, dijo, que le gusta insistir “que la educación es una vocación”.

En ese marco, aseguró el desafío hoy es “llegar al corazón de los chicos”. Para eso “la clave educativa, pensando en san Juan Bosco, está en el amor a los alumnos. Cristianamente no podemos educar si no amamos, no podemos ver a los chicos como nuestros enemigos que nos hacen sufrir”. Y explicó que por eso le dio gracias a Dios porque es “quien educa”.

Por último, el obispo pidió a todos los educadores católicos “que nos importen los chicos, y en especial los que tienen problemas, que no seamos indiferentes. No trabajamos con cosas, me tiene que doler el chico que no estudia, que es rebelde. Como decía San Juan Bosco, cuando yo reto, al primero que me tiene que doler es a mí, y luego demostrar al chico que lo hago porque lo amo, no porque estoy con cólera y enojado”.

Al concluir la celebración, el presbítero Silvano De Sarro agradeció a todos los educadores católicos presentes y a los que no pudieron estar: “que el Señor nos conceda un año de intenso trabajo y compromiso donde la familia sea nuestro gran objetivo, desde la educación que es nuestra tarea cotidiana, a la cual el Señor nos ha llamado desde toda la eternidad”.

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