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Nicolás Uriarte: “Cuando me contactaron, no lo dudé”

Cuando se repara en los antecedentes de Nicolás Uriarte, se tiene la sensación de estar en presencia de un jugador bastante mayor que los 22 años que declara su DNI. Es que el nuevo armador de Buenos Aires Unidos y también del seleccionado argentino de vóleibol empezó desde muy pibe. Casi de adolescente. Y un poco por ADN, porque en realidad le tiraba el fútbol (también juega muy bien). Pero como su padre, Jon Uriarte, tuvo que mudarse a Australia para dirigir al seleccionado de ese país, a los 13 años ya jugaba en un equipo de primera división de la enorme isla de Oceanía. Y cuando regresó al país arrancó en la A-2, en GEBA, casualmente de la mano de quien será nuevamente su entrenador en BAU, Waldo Kantor. Después pasó por La Unión de Formosa y Mendoza Voley, antes de desembarcar en Italia (jugó para Bologna y Roma), y el retorno al país para brillar en Boca-Río Uruguay Seguros, en la última temporada. Y paralelamente fue rindiendo materias en la Selección, hasta llegar a Londres 2012. Así analizó el armador su llegada a Buenos Aires Unidos, en donde tendrá la exigencia de luchar por cosas importantes, algo que parece ser su destino:

-¿Fue fácil o díficil tomar la decisión de venir?

-Se dio un conjunto de cosas. El hecho de tener a Waldo como entrenador, el equipo, que siempre es competitivo. Todas cosas positivas, así que no lo dudé cuando me contactaron para venir.

-¿Llama la atención que con lo bien que le fue a Boca se haya desarmado el equipo?

-Un poco, pero obviamente también era un poco lógico por un tema de presupuesto. El haber llegado a la final hizo que varios equipos se interesaran por los jugadores y siempre pasa que se hace difícil mantener un plantel así. Igual, creo que de todas maneras Boca va a tener un equipo competitivo y todos los que estuvimos nos quedamos con un gran recuerdo de una temporada grandísima.

 -Sos una especie de debilidad para Waldo Kantor. ¿Para vos también es especial ser dirigido por él?

-Sí, sí, más que nada por la relación de tantos años, por lo que él significó como jugador, por el rol de entrenador. Todo suma. Yo lo tuve de muy chico en GEBA, cuando jugué mi primera A-2, nos fue muy bien, aprendí un montón y, a partir de eso, también mejoré un montón, así que sin dudas es un gusto estar acá, en Buenos Aires Unidos.

-Si bien suelen ir de la mano con los del equipo, ¿cuáles son tus objetivos personales para esta temporada?

-Recién estamos empezando y al principio la meta va a ser agarrar un buen nivel y seguir mejorando en el aspecto individual. Creo que tenemos un muy buen equipo y tenemos que trabajar para lograr jugar bien juntos y tratar de llegar lo más lejos posible.

-¿Como viviste tu experiencia en Londres en los Juegos Olímpicos?

-Increíble. Hasta que no llegamos ahí no tomamos la real dimensión de lo que significa. Siempre escuchábamos que los Juegos son lo máximo y sí, son lo máximo. Todo. Desde el momento en que entramos a la Villa, después empezar a competir y hasta que tenés que volver. Una experiencia enorme en todo sentido. La disfrutamos mucho más allá de haber quedado afuera contra Brasil en cuartos de final. Ese fue el único bajón, pero fueron muchas más las cosas positiva, sin dudas.

-A nadie le gusta perder y menos con Brasil ¿no?

-Ni hablar. Estuvimos un poco bajoneados, pero pusimos en la balanza que también estuvo bueno haber llegado ahí y tener nuestra primera experiencia olímpica. Espero que podamos repetirlo.

-¡Y qué partido les tocó para el debut! (Frente a Australia, dirigida por su padre, Jon Uriarte).

-¡Uh! La verdad que fue algo muy raro y muy lindo a la vez.

-¿Querías ganarle a toda costa?

-Sí, por supuesto. Por suerte ganamos nosotros, tuvimos un estreno positivo. Fue raro y también muy emocionante tener a mi viejo enfrente.

-¿Pensás que se podía llegar un poco más lejos si tocaba otro cruce?

-Seguro. Creo que fuimos mejorando con el avance del torneo. Hicimos las cosas de menor a mayor y una vez que estábamos clasificados para cuartos sabíamos que cualquier cruce que nos tocara iba a ser dificilísimo. Contra Brasil teníamos que jugar más que bien para ganar, y no jugamos más que bien ese día. Brasil ha ganado todo en los últimos años y cuando no lo ganó estuvo ahí, así que era el favorito indudable. Pero teníamos la ilusión de dar el batacazo y pasar, pero no se pudo.

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