Ciudad

Miles de peregrinos caminaron bajo la lluvia en la 40ª Marcha de la Esperanza

Marcha de la Esperanza_2013

Con el lema “Madre, cuida la fe de tu pueblo que camina”, se desarrolló ayer una nueva edición de la Marcha de la Esperanza. Una peregrinación especial en muchos sentidos, ya que se cumplieron 40 años de su realización ininterrumpida, era el cierre del año de la fe a nivel diocesano, pero también porque la intensa lluvia que azotó a la ciudad no frenó a los peregrinos que empapados continuaron caminando junto a la Virgen. Fue una marcha emotiva, alegre, significativa, una verdadera fiesta de fe y entrega.

La Marcha de la Esperanza se inició cerca de las 16.20, como es habitual, la imagen de la Virgen salió de la Gruta de Lourdes, escoltada por el Obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, los sacerdotes y miles de fieles. Ya se podía vislumbrar una participación de personas mucho mayor a la de otros años. Un mensaje del Papa Francisco, se escuchó antes del inicio, la gente aplaudió con intensidad, sorprendida por este regalo desde el Vaticano, “la Virgen cuida la fe del pueblo, es madre, de todos los hombres y de Dios. Que ella siga cuidando la fe de nuestro pueblo, y en su Hijo nos siga diciendo al oído y al corazón, hagan lo que Él les diga. Les mando un saludo, un cariñoso saludo, al señor Obispo y a todo el pueblo de Dios, que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.

Al llegar a la primer parada, en la parroquia San Antonio, las nubes amenazantes ya habían comenzado a descargar sus primeras gotas. De allí se seguiría hasta la parroquia Jesús Obrero, pero apenas salidos de San Antonio los organizadores decidieron acortar el camino y tomar por Mateotti, doblar en Ayolas y de allí retomar General de Riego y continuar por Santa Fe hasta la parroquia Asunción de la Santísima Virgen. En dicho trayecto, la lluvia comenzó con mayor intensidad, las calles comenzaron a inundarse, y los peregrinos siguieron a paso firme, íntegramente mojados, pero cantando y alegres. Aún así la extensión de la marcha, alcanzó las siete cuadras de longitud y cuando la lluvia se detuvo y salió el sol, las mismas se prolongaron a diez cuadras ingresando en el centro.

Antes de llegar a la catedral, la Marcha se detuvo en Rivadavia y Mitre, abriendo camino a la imagen de la Virgen que recorrió hasta el final, mientras los peregrinos cantaban “María, pasa por aquí” y agitaban sus banderas, estandartes y pañuelos blancos. Fue este, otro emotivo momento de la peregrinación. Y luego la columna de fieles, llegó a la Iglesia Catedral, y la misa se realizó en el templo, presidida por el Obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino y concelebrada por decenas de sacerdotes.

“Antes de iniciar esta homilía, quiero felicitar a todos ustedes, caminantes empapados por la intensa lluvia, que supieron perseverar. Los que observaban con atención la marcha, contaron siete cuadras de gente en el momento que arreciaba la lluvia. Como obispo me siento orgulloso de ustedes” inició diciendo el obispo en su homilía.

Luego monseñor Marino, hizo mención la conclusión diocesana del Año de la Fe “como obispo quiero expresar mi satisfacción por las manifestaciones de fe que pude contemplar a lo largo de este año, fruto de fecundas iniciativas pastorales protagonizadas por sacerdotes y laicos, consagrados y consagradas”. Entre ellas, mencionó la misión en la cárcel, el trabajo pastoral en los barrios periféricos, la carpa misionera, el encuentro de catequistas, entre otras.

Sobre la Marcha de la Esperanza, el obispo resaltó la figura del siervo de Dios, Cardenal Eduardo Pironio, segundo obispo de Mar del Plata “En tiempos difíciles, él ha sido un cantor de la esperanza cristiana.  “Su figura de buen pastor nos sigue exhortando hoy a ser hombres y mujeres de esperanza”, y luego leyó un texto de Pironio, “los tiempos difíciles exigen hombres fuertes; es decir, que vivan en la firmeza y perseverancia de la esperanza. Para ello hacen falta hombres pobres y contemplativos, totalmente desposeídos de la seguridad personal para confiar solamente en Dios, con una gran capacidad para descubrir cotidianamente el paso del Señor en la historia y para entregarse con alegría al servicio de los hombres en la constitución de un mundo más fraterno y cristiano”.

“Hemos realizado esta marcha bajo el lema: Madre, cuida la fe de tu pueblo que camina. La fe que se abre a la esperanza supone camino, cansancio, perseverancia, alegría. Ella ha caminado con nosotros y nos ayuda a entender la fe como camino y la esperanza como fuerza que nos impulsa hacia la meta que es su Hijo” continuó el pastor de la Iglesia diocesana.

Finalmente el Obispo aludió al Papa Francisco, renovando la adhesión de toda la Iglesia de Mar del Plata a su persona y agradeciéndole su cercanía con el mensaje que  hizo llegar para esta 40° Marcha de la Esperanza. Citando las palabras del Santo Padre, “una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma”, monseñor Marino concluyó, “revitalicemos nuestra fe comunicándola a los demás, saliendo en misión. Como enseña la Iglesia y lo aprendemos en la experiencia, la fe se fortalece dándola. Incorporemos de modo definitivo la conciencia de que si no ardemos en el deseo de una misión permanente, no somos plenamente la Iglesia querida por Cristo”.

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