Mascotas

Los perros también pierden el sueño por las preocupaciones

Todavía no se sabe si se angustian por tener que responder al camarero cuando este dice, “¡Que aproveche!”.

Quedarte despierta hasta tarde con los ojos como platos en mitad de la noche, preguntándote si la chica del departamento de ventas realmente no quiso decir nada con lo de “Me gusta tu camisa, estuve a punto de comprarme la misma”, o si a lo que se refería era, “¡Imbécil! Tu camisa es horrible, ¿por qué te has levantado de la cama hoy?” Pues claro que te preocupa, eres humana. Preocuparnos antes, durante y justo después de dormir es lo que hacemos todos los de nuestra especie.

Pero parece que no solo lo hacemos nosotros. Al igual que los humanos, parece que los perros también padecen de insomnio a causa de sus preocupaciones.

Un estudio reciente realizado en Hungría y publicado por la Royal Society reveló que los patrones de sueño de los perros se ven alterados cuando estos padecen estrés. Sí, como lo oís, amigos. Vuestros queridos cachorros —y no tan cachorros— se preocupan y tienen dificultades para conciliar el sueño, y no puedes hacer nada para evitarlo.

El estudio analizó los hábitos de sueño de perros que estaban expuestos tanto a experiencias emocionales positivas como negativas antes de dormir, como por ejemplo, que sus dueños les acariciaran o que algún desconocido intimidante se acercase a ellos.

Los resultados demostraron que aquellos perros expuestos a experiencias positivas lograban un sueño más profundo y prolongado, mientras que los que estaban estresados antes de dormir eran más propensos a despertarse y a permanecer más tiempo en la fase REM —fase en la que el cerebro está muy activo; por tanto, es cuando soñamos y captamos gran cantidad de información de nuestro entorno—. Es decir, estos últimos dormían bastante peor.

No obstante, es interesante que, por lo general, los perros que habían tenido malas experiencias antes de ponerse a dormir conciliaban el sueño antes que otros perros, lo que los científicos dicen que es mucho más parecido a lo que nos sucede a los humanos. Es como que tras un día terrible lo único que quieres es desconectar, y para ello “apagas el interruptor” de tu cuerpo.

¡Pues ya lo sabemos! Lo primero que aprendimos fue que los perros nos odian, luego que no deberíamos dormir con ellos en la cama y ahora que se estresan por la noche. ¡Qué locura!

Publicado originalmente en VICE.com

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