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Las cacerolas no dejan de sonar: otra contundente demostración

Bajo consignas como “Basta de robar” y “La corrupción mata”, este último cartel con el nombre de los involucrados en los casos investigados como Schiavi, Jaime, Lázaro Báez, De Vido, Cristóbal López, Boudou, un número aproximadamente cercano a las 30.000 personas, que ocuparon las nueve cuadras que separan Yrigoyen y Boulevard Marítimo, por calle Rivadavia, encolumnadas en esas nueve cuadras,  con la aplicación de un coeficiente de ocupación de 3,3, por metro cuadrado, permiten un cálculo aproximado de 4.000 personas por cuadra. Lo que se escucha en el almacén, en el colectivo, en el club, en la escuela, ocupó la calle para hacerse oír.

Como ocurrió el 20S y el 8N, la cabeza de la marcha pasó frente a un iluminado despacho principal del Palacio Municipal, pero a medida que la concentración fue ocupando las adyacencias del Monumento a San Martín, el resto de los manifestantes fueron cortando a través de las transversales a Luro, como Mitre, San Luis, Córdoba, Santiago del Estero y hasta Santa Fe.

El grueso de la convocatoria se ubicó en la rotonda y sobre la plazoleta sobre la cual se erige el Monumento a San Martín, desde el cual se colgaron banderas con leyendas contra la inseguridad, la inflación, pidiendo justicia independiente, aunque fue evidente que el tema de la corrupción es lo que despierta más rechazo de la gente, enojo e indignación de la gente.

Tras una hora de protesta, los asistentes comenzaron levemente a abandonar el emblemático lugar de las concentraciones en la ciudad, luego de haber entonado el Himno Nacional en dos oportunidades a cuyo fin estallaba el grito de ¡¡¡Argentina!!! , ¡¡¡Argentina!!!, bajo un aplauso cerrado.

A pesar de la convocatoria ampliada de los sectores políticos y sindicales, su presencia pasó prácticamente desapercibida, aunque pudieron divisarse dirigentes partidarios y de instituciones deportivas, participando de la marcha.

 

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