La máscara de los Derechos Humanos, la peor cara de la política

Especulador y oportunista político, que sería digno de una mejor causa, el intendente Gustavo Pulti se ha convertido en el paladín de la Defensa de los Derechos Humanos, sin que se le reconozca precedente alguno en la materia, como no haberse convertido en un funcionario servil a la bandera de una sesgada interpretación de los Derechos Humanos.Y exhibe el peor de los perfiles, el del engaño y la sobreactuación. Por falta de recursos no ha concluido con la obra de un micro monumento en Castelli y Santa Fe (ver fotos), denominada Plaza de la Memoria HIEMI, esta quizás es una flagrante demostración de sus sentimientos por los Derechos Humanos, es una obra de 90 días que hace un año que está a medio hacer. Tampoco son los que practica con las decenas de niños, que son explotados en el predio de Disposición Final de Residuos, o con los niños, que en horario nocturnos trabajan en los carros de cartoneros en la vía pública en calles céntricas de la ciudad.Firma acuerdos, convenios, licita monumentos conmemorativos que luego no cumple con su ejecución, y es orador de discursos en nombre de los Derechos Humanos haciendo gala de ser un transformista político, según el tamaño de la contraprestación. Hace pocos días al recordarse la tragedia de La Noche de las Corbatas, en el acceso al Palacios de Tribunales, mereció el repudio, rechazo y abandono del lugar, en pleno acto,  del doctor Eduardo Romanín, que entendió como inadmisible que el intendente Pulti haya sido quien tuviera a su cargo el discurso central.