Carta de Lectores

Habitante, no es fácil

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El todo vale por los que toman todo. Esto es lo que vivimos, lo que sentimos. No merece muchas líneas, necesita, eso sí, mucha dedicación de cada uno de nosotros y esencialmente de quienes se postularon, fueron votados y elegidos para tener un país convertido en República.

Esto de acciones en contra de la comunidad de parte de quienes, con actitud delictiva o no, saquean, destrozan; viendo hechos que convierten festejos en drama; auténticos reclamos que se desvirtúan con caras tapadas, piedras y palos, ya forman parte de nuestra cultura o la falta de objetivos en alcanzar una cultura vital. Sería bueno entonces, que veamos una de las tantas definiciones de lo que es cultura: “Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo”.

“Conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta…”. ¿Qué sabemos los argentinos? ¿Qué creemos? ¿Cuáles son las pautas de conducta? Nada se responde con claridad y vemos cómo es normal el robo con guantes blancos. El uso antojadizo de lo que es común, por poderosos de turno. De asociaciones de alto nivel para el delito. De decir una cosa y hacer la otra. Del enriquecimiento ilícito o supuestamente lícito, pero más allá de lo realmente entendible, no alcanzado por la inteligencia, logrado sí por la “viveza criolla”. Todas señales negativas y entonces de ahí para abajo todo lo que sucede es consecuencia entendible pero no justificable.

Pero sigamos con la definición y “los “medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo”. Las caras tapadas es un medio material. Las vemos en movilizaciones y en las redes sociales (agreguemos aquí los seudónimos). Por distintas motivaciones se oculta entonces la identidad que nos incomunica. No sabemos con quien hablamos.  Mal entonces podemos aspirar a resolver en el diálogo las “necesidades de todo tipo”.

No hace falta llegar a ser un estadista para vislumbrar que los malos ejemplos llevan a consecuencias que nos empujan a la destrucción de un contrato social que es imprescindible para una convivencia que edifique un entendimiento sólido. Sin embargo, estoy convencido que si reaccionamos, podemos fundar la sociedad que necesitamos. Para esto, hacen falta objetivos comunes que nos lleven a una comunidad organizada, ordenada y con derechos humanos asegurados para todos. Y en esto son esenciales los poderes del Estado. La gran responsabilidad está puesta en funcionarios del ejecutivo, de legisladores y de la justicia, quienes deben actuar con el poder de la razón, de la coherencia y con un concepto de igualdad que nos eleve a lo que realmente nos debemos los argentinos.

En octubre del año pasado vertimos una opinión bajo el título de “Ciudadano, no es fácil”. A pocos meses nos damos cuenta que hoy resulta complicado ser habitante. No lleguemos a un título así: “Sobreviviente, no es fácil”. Me anoto para seguir intentando lo de ciudadano, aunque resulte difícil. ¿Te lo pregunto? ¿Y vos?

MIGUEL TOSCANO

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