El tema de la violencia es el principal motivo por el cual los argentinos nos preocupamos a diario y por ahora solo palabras, planteos sin solución, y cadenas nacionales, tratan de tapar un flagelo que se convirtió en deporte nacional.
Un estado ausente en todo sentido genera que los ciudadanos utilicen la fuerza para hacerse valer y marcar territorio. Hace instantes en un supermercado ubicado en 180 y Luro, un nuevo hecho delictivo se suscitó cuando un sujeto de aproximadamente 28 años ingresó al comercio y sustrajo varios elementos.
Los empleados del lugar advirtieron al malviviente y lo expulsaron a los empujones. Los ánimos se caldearon cuando transeúntes se sumaron al reclamo generalizado de los empleados que a través de golpes de puño agredieron al hampón que argumentaba haber dejado todos los elementos sustraídos.
Algunos testigos del lugar aseguraron que la gente estaba enardecida y querían linchar al facineroso. Muchos intentaron calmar la situación luego de una golpiza feroz, hasta que personal de las fuerzas se dio cita en el lugar de los hechos y se llevó aprehendido al malviviente.
No es el primer hecho de estas características que se conoce en la ciudad. Pero esta claro que si la justicia no toma cartas en el asunto, con leyes prometedoras, con jueces comprometidos, y sobre todo con un estado que de signos de vida, los ciudadanos encontraron una forma para defenderse.
Con la práctica de los linchamientos la inseguridad en nuestro país dejó de ser “una sensación” para transformarse en un verdadero dilema de pobres contra pobres, mientras que algunos miran para otro lado.
