Ciudad, Información General

En el HIGA dopan a los pacientes porque no pueden atenderlos

Su profesión de reportero gráfico, le permitieron a través de su lente, sacar las peores fotos, las más desgarradoras. No supo de concesiones, siempre fue un riguroso profesional, muy exigente consigo mismo. Documentó gran parte de la vida de la ciudad en los últimos 50 años.

Hoy sin su cámara brinda un relato conmocionante. Lo que muchos suponen y pocos viven. Los sedantes son la única salida de las enfermeras, para atender a salas desbordantes de enfermos de distintas patologías.

Norberto Gallardo no sólo lo padeció, sino que observó como sus compañeros de sala, están en manos de Dios. No es una generalización, pero hay cuadros que llevan a pensar, que la solución no está a mano. No son las enfermeras (faltan 40.000 en la provincia) ni los médicos (trabajan 3.000 sin nombramiento).

Este es el relato de un hombre, que debido a su profesión, accedió a las imágenes más escalofriantes que alguien pueda imaginar.

“Le voy a contar algo con mis palabras, aunque toda mi vida supe que una foto vale más que mil de ellas, y siempre la fotografía fue mi forma de expresarme”.

“Ahora retirado de los medios, sigo siendo una persona comprometida por lo cual quiero contarles mi experiencia, estando con un pie afectado por mi diabetes me dirigí al Hospital Interzonal de Agudos al cual consideraba de excelencia por ser público, ahí fui recibido en la guardia donde me evaluó un medico y me trasladaron a la sala de guardia, en la cual había muchos enfermos graves y desde lo que yo veía no había personal suficiente para atenderlos”.

“Me derivan a una habitación donde había un plantel de enfermeras de muy mal talante y como decía mi compañero de cuarto mal llevadas, el equipo estaba encabezado por una llamada “Peruana”, a las cuales molesté con mis quejas sobre el trato que le daban a José un paciente internado por causas “sociales” tal vez el no debería estar ahí porque no tenía ninguna causa médica para estar internado, pero bueno estaba ahí y en su condición de humano merecía respeto y atención”.

“Claro que le dije a la enfermera, tratalo como a un ser humano ya que estaba sucio con sus propios excrementos y nadie lo asistía”.

“También estaba Miguel que tenía un grave problema de salud y su atención se demoraba, habían puesto una transfusión para él y se cayó al verlo golpear su cabeza, llame a las enfermeras imperativamente, esto resultó ser muy molesto por lo cual para que no moleste me dieron suficiente bromazepan para que deje de llamar a las enfermeras solidarias a los gritos en el pasillo, creo que si fue bastante molesto, pero la situación era critica a mi entender para mis dos compañeros de cuarto”.

“Al otro día no despertaba según me cuentan mis hijas, entré en un cuadro, pensaron que era un estado coma, un ACV o que se yo, hasta que los doctores  se dieron cuenta de lo acontecido, ellos también fueron boicoteados por las enfermeras, porque su trabajo conmigo fue arruinado”.

“Y si.., siempre fui molesto ,molesto por mi actitud militante y critica en mis épocas de juventud cuando era periodista, pero no fui molesto  cuando me llamaron para combatir en la revolución libertadora y me mandaron al frente con mis 19 años. Molestas a veces de joven si te quejas del sistema, y de viejo cuando ya no fui funcional, buscan la manera más cómoda para ellos, después descubrí que no era el único viejo que cuando molesta o se pone  agresivo es atado a su cama y con los llamados chalecos químicos”.

“Sólo busqué ayuda para mi dedo necrosado para mi salud destruida por la diabetes y por los años, me ví de pronto dentro de la imagen más siniestra que jamás tome, y mira que vi mucho a través de mi cámara…tengo que pensar ¿Cuál es la forma para un anciano, cuál es la forma cómo tenemos que empezar el viaje de partida? ¿Molestamos?”

“Recuerden que todos fuimos niños, que todos fuimos jóvenes y algunos llegaremos a viejos, el derecho a la vida digna no se extingue con la ancianidad, disculpen si molesto es que también fui molestado, no quiero terminar silencioso sin decir nada, sin decir que esto es un atropello, y si un viejo molesta, más molesta quien no sabe cómo tratar a un paciente en su condición de vulnerable. Bueno me canso estoy viejo, se los dejo para pensar a quienes tienen más tiempo para cambiar”.

Norberto Gallardo (Reportero Gráfico La Capital, Clarín, El Atlántico)

La violencia es el sistema

Sandra Gallardo sufrió la terrible experiencia de sacar a su padre del Hospital. Tal vez haya salvado su vida. Circunstancias que no aparecen en los medios, pero que existen. Lamentablemente la atención está cada vez más alejada, de las necesidades de la gente. Esta es la verdadera cara de la atención de los pacientes en los hospitales públicos, a pesar que la política sigue prometiendo trabajar para la atención de la salud.

Dice Sandra:

“Ando sensible estos días, tanto para sentir lo que siento y como para enojarme como me enojo. Sentí en un momento que se moría mi papá y no estaba bueno que fuese de esa forma. Porque empezó quejándose con las enfermeras en un hospital público, en el cual se metió, porque en el fondo quería saber lo qué pasaba y como el dice yo pregunto, soy curioso por que soy periodista y no puedo dejar de serlo”.

“Y vio que faltaban insumos, vio que faltaba atención para los pacientes, vio el abandono e inicio la protesta, la que le costo una buena dosis de benzodiacepinas, un fuerte chaleco químico para atar a ese viejo “loco” que pide a gritos solidaridad para los pobres enfermos”.

“Me decía que iba a morir como vivió, siempre peleando siempre buscando expresar, y le pasó otra vez más cerquita la muerte, ¿Por qué no despertaba, y la verdad para qué… despertar en un mundo tan desigual no?”

“Lo saqué de ahí, lo puse en una clínica, contra viento y marea ya está mejor atendido…le dije que en Argentina cada vez que se defiende una causa, cada vez que expresas lo que sentís, te cierran la boca, las puertas, los caminos y los atajos, te dejan sin salida, le dije que no lo haga más porque ya muchos terminaron mal. Él me miró y me dijo que así no sirve y sentí vergüenza”.

“Yo no creo que hay que ser violento, pero tampoco creo que pueda seguir callando que en este país la desigualdad social, se lleva muchas vidas, que la violencia y el delito no es el pibe chorro en la calle, que violento es el sistema que vulnera derechos por la sola razón de imponer poder de uno sobre otro. El salió de ahí está en un cómodo lugar donde lo atienden bien pero en el hospital quedaron cautivos Miguel y José, sus compañeros de sala, quienes deberían tener la misma oportunidad de curarse, por que todos somos iguales debajo del sol”.

Sandra Gallardo

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