“El poder atrae lo peor y corrompe lo mejor”

El título viene de una frase escuchada en una serie televisiva, ¡y vaya que nos hizo pensar! Lo visto relataba aconteceres históricos muy lejanos en el tiempo, allá por el siglo VIII y por su crudeza y profundidad buscamos esa negativa síntesis del poder y la encontramos bastante más cercana a esa época. Para el conocimiento y el análisis, la frase “el poder atrae lo peor y corrompe lo mejor” surge del ambientalista, filósofo y escritor norteamericano, Edward Abbey (siglo XX). Quizás la idea debe haber estado en la sabiduría de otros pensadores que cuestionaban a esta supuesta humanidad que supimos concebir y sufrir, merced a la vieja costumbre de escribir y borrar con el codo las normas. Eladia Blázquez, con una visión certera de la realidad del argentino, escribió para una de sus canciones, ¡Nos gusta hacer las leyes, después crear la trampa…!

Para esta pretendida reflexión buceamos también en la anomia, la cual es asimismo dura. Definición básica: Estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales. Pero si profundizamos en su interpretación, también encontramos un extremo, el suicidio.

Y con esta introducción, vayamos a lo que tenemos más a mano. ¿Cómo andamos en Mar del Plata en esto de peor, corrupción, anomia y suicidio? Es dable ver que costaría sobrepasar el examen con una mínima calificación. No sé si estamos en presencia del suicidio, pero sí en una marcada involución política.

Lo que se ve en lo cotidiano no resulta muy edificante. La máxima autoridad política, el intendente, faltó a la materia que enseñaba autoridad y, por propia decisión, se anotó en la carrera de pseudo político. Él NO aparece como un referente claro de las normas si se recuerda cuánto le costó cumplir con algo elemental que da luz sobre nuestros representantes. Su Declaración Jurada la hizo luego de largo tiempo y varias presentaciones de ciudadanos en el reclamo. Y esta obligación estaba escrita de puño y letra de otros concejales, no los actuales. Se mencionó siempre una Ordenanza, la menor en cuanto a contenido, la 13914/01, pero se escondía la 7023/88, mucho más contundente y comprometida para esta obligación. MULTAS severas ante el incumplimiento y si esto continuara, CESANTÍA. Ante la mentira sobre los bienes, la EXHONERACIÓN.

Y no hablemos de concejales. Muchos ahora pretenden seguir en ésta tan gratificante profesión, a la que quisiéramos más como una sana vocación, cuya mayor satisfacción sea el bienestar de los demás. Nombres gastados y sin trascendencia o con tristes experiencias son vinculados a las próximas elecciones. Si hay que dar la opinión, basada en razones que uno siempre está dispuesto a exponer en el ámbito que se considere oportuno, uno cree que ninguno está en condiciones de repetir, algunos por acción y otros por omisión, por dejar hacer en mérito a burdas especulaciones y muchas veces por el interés sectorial y no social.

Valga un ejemplo, algo que largamente perdió lo de HONORABLE. Un proyecto en el Concejo, sobre Declaraciones Juradas, desde comienzo de enero del corriente año en la Comisión de Legislación, Interpretación y Reglamento, duerme y se sigue escondiendo una ordenanza clave que aquí mencionamos. ¿Cómo se puede ser integrante de dicha comisión si se desconoce o esconde la LEGISLACIÓN? ¿Qué clase de INTERPRETACIÓN se llega a hacer si falta lo elemental? ¿Cómo se puede regular si el REGLAMENTO no importa?

Hoy, un personaje provincial que aterrizó sin aviso pareciera querer manejar los hilos de Mar del Plata. Está en cada acto trascendente. Elije amigos como candidatos para la ciudad. Y todo es posible pues encontró el espacio, un gran lugar que políticamente se dejó vacío. Es un signo de esa inmadurez que necesita al padre para que le marque el destino. Creíamos que estábamos grandes y sin embargo así estamos, sin contenido.

La esperanza, entre los que aspiran a más en nuestra sociedad, creo que una mayoría silenciosa que debería despertar aún más sus voces, sería la de lograr vencer todo lo que encierra eso de “el poder atrae lo peor y corrompe lo mejor”. Difícil, pero no imposible. Se dice que “la política es el arte de hacer lo posible”. Un aporte más comprometido en sí mismo, quizás más utópico, “política, el arte de hacer posible lo que parece imposible”. Hacer una obra de arte en la política en Mar del Plata parece un sueño, pero todo es posible… si queremos.

Miguel Toscano