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¿El derecho a la vida tiene fecha de vencimiento?

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Después del violento tiroteo que se produjo en la mañana del viernes en San Juan y Garay, frente al club Cadetes de San Martín, esa fue sin dudas una muestra más de la realidad en la que estamos inmersos los marplatenses.

Desde hace tiempo la ciudad se encuentra cercada por los malvivientes que parecen no tener reparos para delinquir en cuanto a horarios o zonas. Se mueven con total desparpajo porque definitivamente tomaron barrios, calles y dentro de poco la ciudad.

No es el primer intercambio de disparos del año y sí el tercero en menos de dos semanas. Ya que hace 12 días un uniformado terminó herido en uno de sus pies luego de tirotearse con dos forajidos previo robo a una pinturería.

Por su parte el pasado miércoles, luego de una intensa persecución, efectivos policiales pudieron aprehender a tres menores, entre ellos el peligroso “Bebeche”, con un frondoso prontuario: más de 32 causas y con tan solo 14 años.

En esa oportunidad uno de los tantos damnificados terminó siendo la propietaria de un polirrubro, ubicado en la esquina de Gascón y Teodoro Bronzini, ya que el vehículo robado por los hampones se incrustó en el frente del comercio provocando daños de magnitud en el mismo. Sin dudas otra de las victimas fue el titular del automóvil Honda Fit, secuestrado por este terceto de delincuentes. Sin olvidarme de las dos familias asaltadas antes de la aprehensión de los menores.

¿Quién se hace cargo de estos daños? Algunos dirán que son materiales y no lamentamos vidas humanas pero alguien debería de hacerse responsable por este tipo de acontecimientos no los titulares de los comercios.

Con respecto al hecho más reciente, frente al club Cadetes de San Martín, donde los disparos fueron la vedette de la escena. Según información a la que pudo acceder mdphoy.com la modalidad de robo comienza a tomar forma sobre la de un posible ajuste de cuentas, ya que la víctima no solo posee un comercio sino que también se dedicaría al intercambio de dinero como se dijo en primer momento.

Carlos Mansor, de 62 años, no sufrió un asalto más ya que los tres delincuentes que lo esperaron cerca de las 9 de la mañana del viernes no eran improvisados. Conocían perfectamente la actividad de Mansor y sobre todo la tenencia de un arma de fuego por parte del damnificado, de esta manera la utilización de chalecos antibala y el previo seguimiento para abordarlo en ese lugar forman parte de una estrategia bien constituida y para nada improvisada.

Fuentes confiables aseguraron que en el fallido atraco se escucharon cerca de 18 detonaciones. Donde no solo el comerciante fue herido en una de sus piernas, lo que derivó su traslado al HIGA, sino que éste le acertó a uno de los hampones que venían por su botín.

Es de público conocimiento que en la tarde del viernes, en Quintana y Primero de Mayo, personal de las fuerzas halló el automóvil Chevrolet Corsa color gris, en el cual se movilizaron los malvivientes para cometer el ilícito, el mismo contaba con impactos de bala en su exterior.

Según algunos comerciantes de la zona el sexagenario baleado toma varios recaudos debido a su riesgosa profesión, y es por eso que porta un arma reglamentaria para repeler este tipo de hechos violentos.

Siguiendo con está línea de razonamiento, pregunto: ¿Es ese el ejemplo a seguir; salir armados para defender nuestros derechos?

De ser así, terminaríamos siendo homicidas por cuidar de nuestras familias de la manera que podemos no de la que nos enseñaron.

En un sondeo por distintas armerías de la ciudad la venta de armas se incrementó en gran número no especificado en porcentajes: “La gente se arma por temor cuando hay un recrudecimiento del delito”, señalaron los comerciantes. Un dato que no es menor donde los ciudadanos sienten que esa es una de las maneras para estar resguardados. 

Es muy común en estos tiempos que la “justicia por mano propia” sea cada vez más habitual en diferentes acontecimientos delictivos, eso no indica que el método este bien empleado.

La impotencia que uno sufre cuando es asaltado es incomparable. En frente observas a ese sujeto armado, sacado, en su mundo, y del otro lado la nada misma, implorando a todos los santos que ese individuo no dispare y si es posible que se aleje cuanto antes. Y luego… el desahogo, la bronca, no solo por el momento vivido sino porque nos damos cuenta que nuestra vida no vale nada y por momentos dependimos de un delincuente.

Tres acontecimientos que no podemos obviar y varias preguntas que no podemos dejar de hacernos. ¿Mar del Plata es la próxima Rosario? ¿Los 15 muertos por inseguridad en tan solo 68 días son producto de la casualidad?

Preguntas y más preguntas donde solo Dios conoce las respuestas.

Gastón

info@mdphoy.com

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