Opinión

El 21 % de aumento a la UTA: la tarifa no resiste

Una vez más la teoría de la manta corta, hará caer sobre los usuarios el peso de la realidad. Ya sin margen para subsidios, se determinará la transferencia del aumento salarial, a la tarifa del transporte urbano de pasajeros, en todos sus órdenes.

La situación es una verdadera olla a presión, en el caso de las tarifas retrasadas, como en el caso de nuestra ciudad. En la semana anterior la AMETAP, formalizó una presentación con la solicitud de actualización del valor del boleto, la cual fue rechazada de plano por el intendente.

Sin embargo en la edición de hoy del diario Crítica se hace un pormenorizado informe sobre la situación real del transporte urbano, los aumentos salariales y los subsidios al sector que se venían aplicando.

Los sindicatos y las empresas del transporte cerrarán la semana próxima un aumento salarial de 21% para los trabajadores de los servicios de colectivos, trenes y subte. El incremento tendrá un costo de $ 70 millones mensuales que el Gobierno, artífice del acuerdo, deberá resolver de qué manera se financia: descartada de momento la opción de incrementar los subsidios, en el sector prevén un aumento de tarifas hacia fin de año.

El encargado de acercar las posiciones fue el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. En su oficina circularon los dirigentes de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad (maquinistas de trenes) y la Unión Tranviarios Automotor (UTA), junto a los dueños de las empresas de colectivos y los concesionarios de los servicios ferroviarios y del subte metropolitano. El convenio fijará los nuevos salarios de casi 100 mil empleados de todo el país.

El aumento de 21%, confirmado por fuentes de todos los sectores, absorberá las sumas fijas no remunerativas pactadas durante el semestre de marzo a agosto como mecanismo para dilatar la negociación global en medio de la crisis. Y regirá hasta marzo de 2010. Ante el avance en las discusiones los ferroviarios de La Fraternidad levantaron una huelga que tenían previsto realizar ayer y la dejaron en suspenso hasta el viernes próximo.

Fuentes oficiales dijeron que la suba salarial no tendrá como respuesta un incremento de los pasajes ni de los subsidios estatales. Respecto de las tarifas, los funcionarios consultados dijeron que no habrá “por ahora” un ajuste.

Tanto empresarios como sindicalistas dieron por seguro que habrá un aumento escalonado en los boletos de trenes, subte y colectivos, que de acuerdo a algunas versiones comenzará en octubre y tendrá otro capítulo hacia diciembre. Otros informantes dijeron que recién desde enero se concretarán las subas tarifarias.

Una particularidad del incremento salarial es que regirá desde el 1 de septiembre pero tendrá carácter retroactivo al 1 de marzo. Entre marzo y agosto se acordó en el sector el pago de sumas fijas de entre 300 y 400 pesos, en función de la categoría de cada trabajador, en todos los ámbitos del transporte subsidiado. La diferencia entre el monto resultante del 21% y los pagos no remunerativos del semestre pasado se abonarán con retroactividad, a través de un mecanismo que se acordará recién la semana que viene.

De este modo, un conductor de trenes que percibe un salario de $ 5.000 mensuales, y que durante los últimos seis meses cobró $ 400 por mes (el tope impuesto para el último aumento), pasará a cobrar $ 6.050 una vez completado el cronograma de la próxima paritaria, con la aplicación del 21 por ciento. Pero además, percibirá una suma adicional de $ 3.900 por la diferencia entre el aumento del primer semestre (400 pesos por mes) respecto del segundo (1.050 pesos), equivalentes a los 650 pesos que no cobró en los seis meses previos.

Mientras que un chofer de micro que ganaba $ 3.300 (y que entre marzo y agosto cobró $ 300 más no remunerativos) pasará a percibir casi 4.000 pesos al final del cronograma. Y le quedará por cobrar un retroactivo total de 2.400 pesos.
En cuanto a las tarifas, en el sector especulan con un aumento de $ 1,10 a $ 1,25 en el boleto mínimo del colectivo, y de $ 0,80 a un peso en el de referencia del ferrocarril, al menos en la primera etapa de ajustes. El mismo esquema que preveían para mitad de año y que Schiavi, recién asumido en Transporte, debió demorar a pedido de la presidenta Cristina Fernández

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