Política

Educación: La ministra De Lucía no sabe dónde está parada

0010811623Tras conocerse la resolución 1.057, que modifica las puntuaciones y promociones en la escuela primaria, la oposición le pegó duro a Scioli. Enojos por fallas en comunicación y estrategia para atemperar el golpe

La resolución 1.057 de la Dirección General de Cultura y Educación, que plantea cambios en la forma de calificar y modifica aspectos en la promoción de los alumnos en la escuela primaria, resultó ser para el gobierno provincial un inesperado traspié, cuyas connotaciones políticas aparecen exageradas con relación al asunto, pero dejaron heridas hacia el interior del sciolismo.

Cuando se cuida celosamente cada paso en medio de una ya instalada campaña de cara a las elecciones de 2015, el gobierno bonaerense cedió a la oposición un escenario propicio para golpear.

En rigor a la verdad, la rápida reacción opositora, sobre todo de Sergio Massa, dejó instalada una falsa conclusión acerca del fin de los aplazos y de la repitencia, y fundamentalmente mostró una contradicción, tanto en el massismo como en el Frente Amplio Progresista. Sus integrantes en el Consejo Provincial de Educación, que redactó la polémica resolución, apoyaron la medida; incluso Daniel Filloy, representante del FAP, la defendió en diálogo con La Tecla.

Cuando la noticia estalló, hacía tres días que había sido anticipada por el diario Hoy de La Plata, pero no hubo una rápida reacción por parte del ministerio, que dejó pasar la oportunidad de salir a explicar detalladamente los cambios.

Tampoco fueron demasiado claras las explicaciones que la responsable del área, Nora de Lucía, dio en sus primeras salidas mediáticas del 11 de septiembre. Marcelo Longobardi, en radio Mitre, cerró la nota con la directora general con un lapidario “ministra, no le entendí nada”.

Sobre el mediodía tomó la posta el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, quien ofreció una conferencia de prensa junto a De Lucía, donde reafirmó las medidas y dejó en claro que en el Consejo hubo consenso con la oposición. Pero el massismo y el FAP ya habían ganado el centro del ring, y en el interior del gobierno provincial el malestar por cómo se comunicó el cambio y la posterior defensa, era evidente. Scioli se lo dejó bien claro a colaboradores directos.

“La oposición hizo una manipulación política y una mala interpretación de las medidas, que confundieron a la gente, pero al margen de eso, en el gabinete suele ha-ber comentarios y críticas por la manera de cómo se encaró el tema”, reconoció un ladero del Gobernador, quien dejó entrever el enojo del mandatario por la situación. De todos modos, la misma fuente pronosticó como “poco probable” que Scioli realice cambios en su equipo de aquí al final del mandato.

“Los ministros de cualquier gabinete del mundo tienen que salir a hablarle a la sociedad y explicar lo que están haciendo con claridad; eso piensa Scioli”, fue el comentario mordaz de un integrante del gabinete al ser consultado sobre la evaluación que se hacía de la situación. El área de prensa de la cartera educativa quedó en el ojo de la tormenta.

El subsecretario de Educación, Néstor Ribet, había pedido que se difundiera la resolución, firmada a fines de julio, para evitar lo que finalmente pasó. Es decir: la ministra estaba anticipada sobre las consecuencias que traería el tema si no era debidamente comunicado.

En la oposición también se generaron roces. Sergio Massa salió a cuestionar, y después se encontró con la que fue quizá la primera respuesta certera de De Lucía: uno de los suyos, Néstor Jano, había firmado la resolución.

El propio hermano del consejero, el diputado Ricardo Jano, fue después uno de los más duros contra el gobierno provincial, y quien presentó un proyecto de ley para voltear la 1.057 Daniel Filloy, consejero por el FAP, defendió ante La Tecla la resolución, pero desde su espacio la siguieron criticando.

“Todo el mundo comprende que la cuestión tiene una arista política, esto no lo voy a negar; y la política tiene una dinámica que muchas veces va por andariveles diferentes a los de la técnica. Y ésta es una cuestión técnica”, sentenció Filloy, para quien los problemas de la educación pasan por otro lado, “y de eso nadie habla”.

La Tecla

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