Arte y Cultura, Cine

Cuando el cine mezclaba la aventura con la política

Propio de un tiempo donde el cine tenía la capacidad de mezclar la reflexión política con el entretenimiento (aún hoy lo hace, pero en menor medida) Queimada! es un típico film de ultramar ambientado en la época de la colonización, pero que además se permitía apuntes mordaces sobre la situación social y la forma en que el mundo era disputado. El film se verá el próximo jueves a las 19 en la Sala Nachman (Boulevard Marítimo 2280).

En el anecdotario de este film algo olvidado -hay que reconocer que tiene algo de fallido en su estructura- hay que sumar que fue el motivo que llevó a distanciarse de por vida al director Gillo Pontecorvo y al actor Marlon Brando, quienes tuvieron una feroz pelea por la construcción del personaje de Brando, el mercenario inglés William Walker: mientras uno quería un villano clásico, el actor prefería alguien con ambigüedades.

Pontecorvo, a quien no le restamos sus méritos, tal vez sea de esos directores que han pasado a la posteridad por una sola película: La batalla de Argelia. Film emblema para bien y para mal a la hora de retratar la guerra con un sesgo documental, aquí se relaja mucho más y propone un film político, sí, pero donde la aventura estaba mucho más presente que en aquella áspera película.

Walker era un mercenario inglés que llegaba a la isla caribeña de Queimada en busca de la abolición de la esclavitud. Lo que se ve es a una potencia colonial en declive, Portugal, que controla la isla a su antojo y, en consecuencia, la producción de azúcar. El film recrea cómo el británico monta un ejército revolucionario para destronar del poder a los portugueses. Un film que, tal vez olvidado inmerecidamente, aporta una de las mejores interpretaciones de Brando.

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