Arte y Cultura, Música

CRITICA // Raros… como encendidos

Por Virginia Ceratto

(Foto: archivo)

Confieso que los descubrí hará unos cuatro años, no antes, y eso que la impecable banda viene tocando -una después surfea en la red y pregunta a los amigos- desde mediados de los 80. Fue con Yendo a la casa de Damián y a partir de ahí, con el tema como un Cristo de atea, o al menos de apóstata, el antes y el después del grupo me pareció memorable.

Y la noche del domingo en Mar del Plata vino a confirmar lo que esperaba: un lujo.

En tiempos en donde mucho de lo que suena te hace implotar -en el peor sentido del término- las neuronas y te abolla la sensibilidad, El Cuarteto de Nos tiene la rara virtud de hacerte cómplice de sus letras y de despegarte la plataforma de los zuecos para bailar, todo junto, de una vez.

Y así, durante dos horas estrictamente felices, el show fue una ceremonia en donde la sonrisa de todos nacía en algún lugar cercano al corazón y coronaba en la cabeza que comprobaba que sí, esto era bueno.

Y si sumo la cordialidad -cordialidad viene de cordis, corazón- de sus integrantes, el buen gusto -hasta en la ropa… che, yo quiero esos pantalones…- y el acierto en el crescendo que marcó la elección de los temas, incluidos los del bis, el resultado es uno y claro: queremos que vuelvan ya.

Y la yapa: chicos muy jóvenes, cuarentones y cincuentones, todos, sin excepción, disfrutando de un domingo mágico -no faltó ni la aspirante a groupie que se subió dos (sin tres) veces al escenario y que no fue ni ignorada ni “incentivada” por la banda… -¿no escribí que una nota fue el buen gusto?-.

Sí, los cinco del Cuarteto son raros… Qué bueno…

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