Jorge Elias Gomez, Opinión

Cómo funciona la política en modo Bolsonaro

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A menos de un año de las elecciones generales, existe clima de campaña con pre candidatos que ya están lanzados. Con menor o mayor ampulosidad según los casos. Uno de ellos es el intendente Carlos Arroyo, que no sólo ha anunciado que irá por la reelección, sino ha insistido con su intención, pese a todas las adversidades que atravesó y atraviesa su gestión.

El jefe comunal tiene la manzana rodeada y mayores complicaciones en el horizonte político. Ni aún sus propios concejales, incluido su hijo Guillermo,  están con la guardia alta. Tampoco hay atisbos de transformación inminente, en esas bancas de Agrupación Atlántica. El despegue de Sáenz Saralegui, recuerda los casos de Mario Luchessi y Hernán Alcolea.

El PRO se apropió de la intención de voto, que se configuró con las expresiones de la sociedad en el 2015 y llevó a Arroyo a la intendencia, con aliados en una coalición que también lo han abandonado de hecho, como el mismo PRO, la UCR y la Coalición Cívica. CAMBIEMOS fue la arquitectura política que expresó el hartazgo al kirchnerismo y Arroyo resultó un cabal ganador.

Lo acompañan a los tumbos, funcionarios con poder pero sin mando y colaboradores con mando pero sin poder. Difícil de conjugar en un escenario de alto nivel de conflictos y creciente en demandas ante las cuales se agotan las respuestas. El duro golpe que sufre la economía, para bajar la inflación y la estabilidad cambiaria, es para los municipios como chocar con un tren de frente.

Hoy el oficialismo, en todos los órdenes, viene de dilema en dilema. La convivencia sólo es bajo el techo que provoca el espanto al kirchnerismo. Pero la política juega su partido, en una pelea por los espacios que no sabe de tregua. ¿Cuál es la sensación de la calle? Ahí está el punto de la medida, una vara que se desconoce hasta aproximadamente 90 días antes de las elecciones.

Ante estos complicados cuadros de situación surgen los políticos emergentes, inesperados que no responden a la política clásica o tradicional. Un caso paradigmático es Jair Bolsonaro, quien no ha asumido y es objeto de una lluvia de críticas, fue elegido con el 60 % de los votos. La ex presidenta Dilma Rousseff llegó cuarta y no le alcanzó para convertirse en senadora por Mina Gerais. Las encuestas la daban primera.

Bolsonaro no tenía crédito. Estaba enfrentado con Folha de San Pablo el diario de mayor tirada en Brasil. No participó de los debates entre los candidatos y sufrió los continuos ataques de todo el arco político con el cual competía. Le faltó sólo un puñado de puntos porcentuales para ganar en primera vuelta. Brasil es considerado como el país de mayor reserva natural del mundo, por si hiciere falta recordar su importancia.

¿Qué va a hacer Bolsonaro, si todavía no asumió? Se deja atrás en Brasil a Lula y Dilma, que ostentaban haber pasado alrededor de 40.000.000 de personas de la pobreza a la clase media, en 12 años. La institucionalidad quebrada por actos de corrupción, terminó con el sueño del partido de los trabajadores.

Hillary Clinton sacó casi 3.000.000 de votos más que Donald Trump, pero por el sistema de colegios electorales por estado, el actual presidente despierta amores y odios a lo largo y ancho del mundo. Trump fue, a su manera, un incipiente Bolsonaro.

Volviendo al cabotaje, Arroyo eludió los debates, enfrentó al “influyente” multimedios La Capital, no hizo actos públicos y la ola amarilla lo dejó  en el sillón de Yrigoyen 1627. Un batacazo que también anunciaba que había fenómenos políticos, no detectados por los radares del microclima, pero que existían.

No hay que olvidar que Arroyo, inesperadamente, se quedó con las primarias PASO en 2015, frente a Vilma Baragiola, una infaltable integrante desde hace años, de las listas radicales o bien con desempeño en la función pública de distintos gobiernos. También ya se anotó para el 2019.

El intendente Arroyo era presentado como el José “Pepe” Mujica de Mar del Plata. Casi no hizo   campaña en 2015 pero ganó las elecciones, con la austeridad y la decencia como banderas. Su gestión se ha contaminado por errores propios, asesores inconvenientes, colaboradores que no dieron la talla, como algunas de sus designaciones.

 Le están pasando todas las facturas a partir de su auto postulación a repetir un nuevo mandato “No me alcanzan 4 años para hacer todo lo que tengo pensado”, sostiene sin hesitar, mientras acumula vientos de fronda que mellan su gobernabilidad.

Como gran electoral provincial, y posiblemente nacional, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, ya le ha bajado el pulgar de todas las formas posibles, pero sin embargo el intendente municipal no ha declinado en sus intenciones.

 Vidal lanzó al ruedo como candidato propio, al diputado nacional Guillermo Montenegro, quien no termina de consolidarse. Hasta ella misma, no resultó demasiada convincente al respecto, en las últimas declaraciones periodísticas: fuimos compañeros en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y conozco a su familia, fueron sus referencias.  Gusto a poco, como si existiera sólo una convicción moderada.

Jorge Elías Gómez

jgomez@mdphoy.com   

Un comentario

  1. Anda al geriatrico y deja el lugar para qie puedan levantar la ciudad que esta destruida. Sino veni al puerto y esta literalmente bombardeado no tapaste un solo pozo.CHORRO y cuando te vayas llevate a todos los que acomodaste , Que son muchooos!!

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