Política

Carta a los simpatizantes del FAP de la 5a Sección

Los firmantes de esta carta, Carlos Nivio del Partido Socialista y Ana de Otazúa del partido GEN, ambos consustanciados con lo firmado por las fuerzas del Frente Amplio Progresista en el documento titulado “La Argentina que Queremos”, seguimos sosteniendo lo que plantea en uno de sus párrafos: “Desde el FAP nos proponemos venir por un cambio profundo. No venimos por más, ni por menos, ni por todo. Venimos por la palabra empeñada, por los rituales de la tierra, el aire y el agua de los pueblos originarios, por el derecho de los jóvenes a ser dueños del mundo y de la vida. Venimos a dar respuestas y ofrecerles un lugar de participación a los movimientos ciudadanos expresados en las redes y calles del país. Venimos por las mujeres que luchan sin tregua por la igualdad de géneros, por los jubilados, por los niños y niñas que habitan un mundo que no les da lugar ni los escucha. Venimos por la casa de cada uno, abrigo de todos, por el trabajo y la invención, por la acción que todo lo transforma”. “la alternativa es clara: o cambiamos hondamente, o nos equivocaremos mucho y sin remedio, comprometiendo la existencia de las generaciones futuras”.
Convencidos de las verdades que esas ideas contienen salimos a conversar con militantes, adherentes y simpatizantes del Frente Amplio Progresista para construir una opción electoral que pudiera sintetizar aquellos conceptos, en vistas de que las organizaciones integrantes de dicho frente estaban recorriendo un camino donde primaba una discusión de alianzas que no incluía este debate para conformarlas.

 

A todas las localidades visitadas llevamos siempre la misma posición: fortalecer el FAP que era lo único nuevo en la escena política de la provincia y que luego del proceso electoral del 2011 había seguido trabajando y generando una gran número de hechos políticos, que poco a poco fueron creciendo en la consideración de gran parte de nuestro pueblo.

 

A pocas horas del cierre para presentar las alianzas la mayor parte de las conducciones de los partidos del FAP decidieron no seguir adelante con el proceso que veníamos realizando y reeditar el viejo acuerdo Cívico y Social con la Unión Cívica Radical. Claramente nosotros expresábamos que esta alianza no nos parecía buena para seguir generando el espacio alternativo de transformación que se planteara en la conformación del FAP por eso, ante su concreción por parte de nuestros partidos, seguimos trabajando para presentar en la quinta sección una alternativa que mantuviera vivos aquellos principios del Frente Amplio Progresista.

 

En este camino, conformamos una lista denominada “Participación Progresista” integrada totalmente por adherentes al FAP y estando representada en las 5 candidaturas titulares y las 3 suplentes por ciudadanos de la ciudad de Mar del Plata, Chascomús, Tandil, Dolores, Municipio Urbano de la Costa, Maipú, Gral. Alvarado y Balcarce.

 

Junto a la presentación solicitamos que la misma fuera parte de la boleta que nomina a la única lista de diputados nacionales encabezada por Margarita Stolbizer. Sabíamos que algunos integrantes de otras listas seccionales -a fin de tener un mejor posicionamiento electoral- bregaban porque ello no ocurriera. Aún así confiábamos en la amplitud y madurez del binomio cabeza de la lista (Margarita y Alfonsín) creyendo que primaría en la decisión política un criterio integrador para que todos pudiéramos participar y no una actitud alejada del progresismo como es la de imponer como sea a candidatos “amigos”.

 

Finalizado el proceso en el cual se oficializan las listas por parte de la Junta Electoral del frente, cual sería nuestra sorpresa al saber que no solo no íbamos a poder “pegar” nuestra boleta a la de diputados, sino que ni siquiera podríamos expresar nuestras ideas dentro del espacio, puesto que nuestra lista no fue oficializada. De esta forma, en nuestra Sección Electoral quedó únicamente la lista propulsada por Stolbizer – Alfonsín, impidiendo que fueran los ciudadanos quienes optaran por la propuesta política que mejor representara sus intereses, tal como debe darse en un proceso democrático y de respeto a los habitantes de dicha Sección en su posibilidad y capacidad de decidir.
Creemos en la unidad y creemos en los frentes, pero también estamos convencidos de que deben sustentarse en un debate profundo de ideas y propuestas, que deben ser expresión de la coherencia con los criterios políticos de transformación que pensamos que deben darse y con llevar las formas de trabajo y organización que permitan su arraigo y expansión en el seno de la sociedad. Por otra parte, con un criterio amplio y democrático, se debe posibilitar que estas ideas y sus diversas expresiones –que de esta forma planteadas no dividen sino que enriquecen con el aporte de la participación- puedan ser ofrecidas a la elección de los ciudadanos, chequeadas en el discernimiento siempre claro y objetivo de la población respecto de sus intereses. Única forma esta de que las ideas se abracen, se conviertan en parte de la gestión de una nueva forma de vida y adquiera sentido la participación en lo cotidiano para enraizarlas y desarrollarlas.

 

Entendemos que no respetando estos criterios se ha dado un paso atrás. Muchas veces ha ocurrido eso. Lo importante es seguir teniendo la convicción de que es necesario y es posible construir lo nuevo con profundo arraigo popular que genere un cambio posible de progreso, de mayor y mejor distribución de la riqueza, de construcción de una escuela pública masiva y de excelencia, de eliminación de resortes institucionales anquilosados que impiden la participación y el control popular.

 

Ante la realidad que se nos impone estamos decididos a seguir en ese camino, sumando voluntades para el trabajo por las ideas que dieron origen y razón de ser al Frente Amplio Progresista. Por formas de organización democráticas y participativas que alejen a nuestras organizaciones del autoritarismo, del “dedo”, de los núcleos cerrados. Para que se pierda el temor a los afiliados y se habilite el enriquecimiento en la multiplicidad de pensamientos.

Para que las alianzas no se hagan en función de poder renovar algunos cargos sino como construcción de una alternativa nacional, popular, democrática, solidaria, participativa y ética.

 

Estamos convencidos que pronto podremos reinstalar la idea de un proyecto transformador, con una concepción solidaria y fraterna para una vida digna, con justicia y una base común de igualdad. Esa idea es nuestra fuerza, nuestra razón de militancia que no se plasma en el resultado de una elección sino en la construcción cotidiana en el seno de nuestro pueblo, que le da sentido y vigor. Seguimos convocando a quienes crean que esta forma de hacer y entender es la correcta y que a este pensamiento, por el cual nos sumamos a la vida militante, vale la pena sostenerlo.

 

 

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