Amado Boudou es desde hoy el primer ex vicepresidente de la República Argentina que deberá enfrentar un juicio oral acusado de corrupción, en una causa que no tiene metáfora. La Justicia dio por probada en la instrucción de esta trama que Boudou compró en el 2010, de modo ilegal, la única imprenta privada del país capaz de imprimir dinero.
Esa planta gráfica se llamaba Ciccone Calcográfica.
El juez Ariel Lijo pidió hoy la elevación a juicio oral de la causa Ciccone después de que la sala 1 de la Cámara Federal rechazara ayer una de las nulidades planteadas por uno de los involucrados en este caso. Ese recurso era la última argucia legal que dilataba el inevitable nuevo infortunio judicial para el ex vicepresidente.
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El juez Lijo procesó a Boudou el 27 de junio del 2014 por cohecho pasivo en concurso ideal (coimas); y por negociaciones incompatibles con la función pública.
Entre otros, el magistrado procesó también en este caso al socio del ex vice, el millonario repentino José María Núñez Carmona; y al acusado de ser el testaferro del ex funcionario en el negocio de la confección de papel moneda, Alejandro Vandenbroele.
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En el procesamiento de quien era en el 2014 el vicepresidente en ejercicio, Lijo escribió lo siguiente: “Amado Boudou, junto a José María Nuñez Carmona, habrían adquirido la empresa quebrada y monopólica Ciccone Calcográfica, mientras Boudou era Ministro de Economía, a través de la sociedad The Old Fund y de Alejandro Vandenbroele”. Y agregó que ese objetivo había sido ejecutado “con el fin último de contratar con el Estado Nacional la impresión de billetes y documentación oficial”.
Para el juez, “la maniobra se habría desarrollado de la siguiente manera. Para la adquisición de Ciccone se utilizó la empresa The Old Fund (TOF). TOF fue originalmente adquirida el 1 de septiembre de 2009 para facturar un negocio relativo a la reestructuración de la deuda pública de la Provincia de Formosa, en el que intervinieron Amado Boudou y José María Núñez Carmona-amigos desde la adolescencia en Mar del Plata y socios comerciales- junto con Alejandro Vandenbroele -conocido de ambos-. Dicha empresa, de objeto amplio y dueños anónimos, no había tenido funcionamiento hasta el momento y contaba con una sola empleada”.
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Otro de los que deberá enfrentar el juicio oral es el fundador de la imprenta Ciccone Calcográfica, el imprentero Nicolás Tadeo Ciccone, que argumenta que se vio obligado a vender su empresa porque buena parte de los organismos públicos K, como la AFIP, lo ahogaron financieramente con el objetivo de obligarlo a vender a allegados a funcionarios K la planta gráfica de primera línea que había creado junto a su hermano Héctor, ya fallecido.
Además de Boudou y sus amigos y conocidos de Mar del Plata, entre los acusados que irán a juicio se encuentran ex funcionarios de la AFIP y del ministerio de Economía que comandaba Boudou al momento en el que -según la Justicia- se apoderó de la fábrica de hacer dinero.
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El primer fiscal que investigó el caso, que empezó a tramitarse en tribunales en febrero del 2012, fue Carlos Rívolo. Avanzó en la pesquisa de modo rápido y autónomo al enorme poder político que tenía Boudou en ese tiempo. El juez era Daniel Rafecas.
Tras un allanamiento en la casa que Boudou le alquilaba a Vandenbroele, a quien negaba conocer, el vicepresidente convocó a la prensa al Senado de la Nación, en plena semana santa de ese 2012, para dar por primera vez su versión de lo que ocurría.
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Él llegó al lugar con una lista de conceptos que le había dictado la Presidente, Cristina Fernández. Fue ella quien lo había ungido como segundo de la línea de sucesión del Poder Ejecutivo.
En ese monólogo rabioso que dio en la Cámara alta, Boudou acusó a Rafecas, Rívolo, al periodismo que investigaba el tema, a estudios de abogados, a empresas de medios y del juego, y al entonces Procurador General de la Nación, Esteban Righi, de haber montado un complot en su contra para perjudicar al Gobierno.
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Ninguna de sus acusaciones, después judicializadas, fueron probadas. Eso sí: por presión de la Presidenta, el fiscal Rívolo fuer apartado de la investigación. El Procurador Righi renunció. Y el juez Rafecas dejó de ser el juez de la causa, acusado de cometer irregularidades que beneficiarían a la defensa de Boudou.
El caso fue tomado entonces por Lijo. En solo dos años investigó al vice en pleno poder, y lo procesó. Desde entonces pasaron casi tres años más hasta que hoy pudo elevar la causa a juicio oral.
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Este lapso prueba la capacidad de recursos legales y de lobby que pueden tener quienes son procesados por corrupción para retrasar los juicios en su contra.
La denuncia del caso Ciccone se masificó y empezó a ser investigada en la Justicia después de que la principal testigo del caso, la ciudadana Laura Muñoz -ex esposa de Vandenbroele- dijera públicamente, en el programa de Jorge Lanata en Radio Mitre, que su ex marido era “testaferro” del vicepresidente.
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Esa entrevista salió al aire el 6 de febrero del 2012. Pasaron cinco años, tres meses y dieciocho días. Muñoz fue atacada por el aparato de propaganda K. Pero lograron doblegarla.
Clarín publicó la primer nota sobre el caso Ciccone en su edición del 18 de septiembre del 2011. El título fue “Boudou y Moreno, detrás de la compra de una megaimprenta”. Clarín entró en contacto con Muñoz, que aportó desde entonces información sobre el caso pero sin denunciar públicamente a su ex esposo, Vandenbroele, algo que haría luego. Y que replicaría en la Justicia gracias a una decisión del fiscal Rívolo que le tomó declaración viajando él mismo a donde se encontraba ella, en Mendoza.
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El 9 de noviembre del 2011, Clarín volvió a difundir otro artículo sobre el tema. Esa nota fue ilustrada con una foto hasta de quien era hasta momento un desconocido total, Alejandro Vandenbroele, presidente de la sociedad The Old Fund, que había comprado Ciccone Calcográfica. Estaba registrado en la AFIP como monotributista.
El título de ese artículo fue “Apuntan a directivos de una imprenta por lavado y evasión”. El caso Ciccone había sido denunciado ante la Unidad Fiscal de Investigaciones Tributarias y Contrabando.
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La primera información sobre esta trama fue escrita por Jorge Asís en su blog www.jorgeasisdigital.com Boudou llevaba cincuenta y ocho días como vicepresidente electo cuando Laura Muñoz habló en Radio Mitre y en Clarín. En esos mese tenía gran influencia sobre Cristina Fernández, quien organizó y avaló en silencio la defensa de quien había sido su compañera de fórmula en las elecciones del 2011.
Tanto fue así que, en medio del escándalo político y judicial, abril del 2012, el Estado Nacional contrató a Ciccone Calcográfica, ya bajo liderazgo de Vandenbroele-Boudou-Núñez Carmona, para que imprimiera 160 millones de billetes de cien pesos, un trabajo por el que el Gobierno pagó 140 millones de pesos.
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The Old Fund, accionista mayoritaria de la empresa, estaba siendo investigada en la Justicia por lavado de dinero y al mismo tiempo confeccionaría papel moneda.
Boudou negó durante dos años conocer a Vandenbroele, pero la Justicia probó que éste último vivía en un departamento del vice, pagaba sus expensas, y los servicios de cable, teléfono e internet.
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En agosto del 2012, en un acontecimiento único en la historia de la política nacional, la mayoría automática K del Congreso, y también legisladores de la oposición, votaron la estatización de Ciccone Calcográfica-The Old Fund.
Jamás había ocurrido que ante una expropiación de una empresa estratégica como ésta, sus accionistas mayoritarios no le exigieran una indemnización al Estado.
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Boudou presidió la sesión en el Senado en la que se trató el tema. Pasaron 1934 días desde que Laura Muñoz develó en público lo que sabía sobre la sociedad de Vandenbroele, el vicpresidente y el amigo de ambos, el millonario repentino Núñez Carmona.
La primera vez que Boudou respondió a las acusaciones fue de un modo heterodoxo, y no oficial, aún ocupando el cargo de relevania que ocupaba. Apareció tocando junto a la banda “La Mancha de Rolando” en el festival de El Lago, en El Calafate, vistiendo una remera que decía “Clarín Miente”.
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El 6 de febrero del 2012, Lanata le preguntó a Muñoz si era consciente que después de su denuncia sería atacada por el Gobierno K. Ella respondió así: “Van a decir cosas terribles. Y voy tener que sufrir cosas tan terribles como las que ya hemos sufrido junto a mi familia”.
Y explicó por qué igualmente había hablado sobre los negocios irregulares entre su ex esposo y Boudou: “Es un deber moral”. Lijo elevó ayer el caso Ciccone a juicio oral y público.
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¿Boudou a la cárcel? Respuesta : No . Es Argentina .