Ciudad

Bendita agua y bendita terminal

Terminal-Mdq750wYa mucho se habló pero vale revisarlo, por ahí algún funcionario se hace responsable de las irresponsabilidades que supieron aceptar. Concebida para este Siglo XXI donde “¡todo es igual!, ¡nada es mejor!” (Sí, Cambalache, escrito para el Siglo XX), llegar a la Terminal de Ómnibus en día de lluvia, es toda una aventura para los que gustan del agua en cualquiera de sus formas.

El micro ahí está finalmente. Algo de agua colándose por sus ventanillas, pero eso es nada. Luego viene lo mejor. Ir sin ninguna protección a buscar el equipaje. El pobre hombre bajando todo en el lugar donde cae el agua, esperando la propina. Muchas ganas no tenés por el aguacero que recibís encima, viendo asimismo como lo tuyo recibe la mojadura. Tu humor entonces no está a pleno, aunque comprendés a ese ser y algo ponés. Él no es el culpable de la lluvia y tampoco fue el que puso al vivo que creó esto para que la feliz te bendiga así, en tu ansiado arribo.

Luego viene la búsqueda del taxi. La parte de adentro de la terminal, por ahora, sin agua pero preparate. Otra vez lo que te viene del supremo señor en un largo recorrido donde rogás que ojala no haya mucha gente, ya que tampoco hay protección para la espera. Está también aquel que bajo el agua, te ayuda. Finalmente al taxi que seguro mojarás, y la pregunta “¿hace mucho que llueve?”. Y sí, hablás de agua y comienza el ida y vuelta de quejas de lo que tuviste que pasar y de lo que ellos mismos reciben. Las calles, la mugre y la terminal que no termina de dar motivo y su pregunta “¿se imagina una persona grande, o alguna otra en silla de ruedas?”.

¡Debe haber sido obra de algún primerizo! Pero no, es de quien se puede leer que “Es el desarrollador por excelencia del sector. Está por finalizar en Mar del Plata; trabaja con la de Lomas y proyecta las de Liniers, La Plata, Villa Gesell y San Martín de los Andes. A cargo de Retiro desde 1981, este hombre es uno de los empresarios más respetados…”. Este escrito, pagado seguramente, es de un pasado no muy lejano, pero su presente debe ser mejor. Se llama Néstor Otero. Aquí todos lo conocen y no se sabe si todos lo respetan. Aunque por lo visto ese concepto, respeto, no cabe muy bien en su vocabulario de empresario por el resultado que se tiene con el agua que moja sin distingos. Marplatenses, turistas a sufrirlo por igual. Y este si es el supremo señor referido y al que le agradecemos con ese “¡Qué falta de respeto, que atropello a la razón!”.

Por eso, para viajar, mejor fijarse en el estado del tiempo. Si se dibuja el sol en el pronóstico, la felicidad está contigo. Vos y tus bártulos secos en la Ciudad Feliz. Por todo esto, vamos con algo más de uno de los himnos de la Argentina, el que refleja nuestras miserias.

“Igual que en la vidriera

irrespetuosa

de los cambalaches

se ha mezclao la vida,

y herida por un sable sin remache

ves llorar la Biblia

junto a un calefón.

¡Uy justo esto! ¡Llorar…! ¡Calefón! Otra vez agua, NOOOOOOOOOOOO

Miguel Toscano

7 Comentarios

  1. Muy buen texto Sr. Toscano .

  2. Chapeaux!!!!

  3. La Terminal tiene un concesionario que la EXPLOTA EN PESOS que pagamos nosotros a través de los boletos y gastos en los locales. ESE CONCESIONARIO es el responsable Y A EL deben exigirle las autoridades la solución de los problemas señalados ahora y en otras oportunidades.

  4. La nueva Terminal está plagada de incomodidades para los pasajeros y visitantes.
    Por la esquina de Luro y San Juan hay que recorrer como 15o metros sin ningún tipo de protección contra inclemencias climáticas. Por el ingreso de calle San Juan lo mismo, aunque en este caso son 65 metros.
    En el interior escasean los asientos para la gente y en ciertas fechas de mucho movimiento se ve a los pasajeros tirados en el suelo.
    Los pocos kioscos existentes no funcionan de noche, ni para revistas, ni para golosinas o cigarrillos.
    Los precios de la única confitería son similares a los de los aeropuertos.
    Y, como se dice en esta nota, la carga y descarga de equipaje se hace en condiciones similares a cuando el micro estaciona en plena ruta.
    Hay más temas, que en este momento no recuerdo, pero que grafican un desprecio generalizado por la gente.

  5. 150 metros

  6. Agrego algo más: la falta de espacio para estacionar, algo inconcebible si tenemos en cuenta la enorme superficie sin utilidad alguna que acompaña a la edificación.
    Sólo existe una pequeña playa de estacionamiento sobre calle San Juan, con tarifas de terror.
    En las inmediaciones jamás hay espacio libre y en Luro, debido a las numerosas paradas de colectivos, no se puede. Queda la calle 9 de Julio, que es una zona “liberada”. Desde Jara a Funes (10 cuadras) nadie vigila. Ni policía local, ni policía bonaerense.
    Los que han estacionado sobre 9 de Julio no dejan de quejarse por los robos a los vehículos.

  7. Se que en este estado de cosas, con el agua encima ( literal) mi pensamiento caerá como un baldazo, si de agua. Desde el comienzo la estaci
    ón terminal estuvo signada por la propaganda política y destinada al fracaso. Tanto su proyecto, como su adecuación comercial ( exagerada) mas los que explotan la estación ( Otero y cía) completan un mix que no podía augurar nada bueno. Propongo, utilizar la estación tal como está, pero llamando a concurso nacional e internacional para una verdadera y moderna estación, digna de una ciudad que apunte a la excelencia en servicios tanto domésticos como de turismo. En tres años se puede concretar. Hay espacio de sobra, si se manejan los niveles, medio subsuelo, lº y 2do. piso, con terrazas y servicios Espacio suficiente para estacionamiento público con capacidad para mas de 500 autos, y area parquizada circundante. Arreglar la cantidad enorme de desaciertos, tanto arquitectonicos como funcionales, será de alto costo y como diría un conocido, siempre será algo feo emparchado. Es hora que los que saben hablen ( profesionales de la arquitectura, taxistas, transportadores, y público USUARIO, que nunca es tenido en cuenta en estos temas. Se que da para debatir, pero no vale la pena seguir perdiendo tiempo. A LAS COSAS Y BIEN HECHAS.

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