El maltrato a los jubilados en estos últimos diez años demuestra fehacientemente que la última década fue una condena para personas que trabajaron toda una vida. “De que sirvió aportar durante años si después te pagan lo que quieren”, señalaba una de las tantas abuelas a mdphoy.com que todos los meses forma parte de extensas filas, bajo la lluvia o a rayos del sol, para suplicar por su haber jubilatorio.
Hace semanas la presidente Cristina Fernández utilizó la Cadena Nacional para promover el aumento del 11,31% para los jóvenes de la tercera edad y pensionados. Cifra por demás irrisoria para los tiempos que corren con una inflación del 30 % y en constante crecimiento.
“Voté a Néstor en su momento y pensé en un país diferente porque soy una soñadora. Hoy con mi enfermedad a cuestas cobró para pagar los medicamentos”, manifestó Lidia abuela de dos nietos.
¿Que papel cumple la ANSES? Tiene una función clara, ni más ni menos que administrar los fondos destinados al financiamiento del sistema previsional, a su vez al pago de jubilaciones y pensiones ¿Lo cumple?
Definitivamente “No”. La ANSES malversa los fondos ya que no destina el dinero para dicha función. Parte de la plata contribuye a financiar el déficit del Tesoro Nacional.
Un claro ejemplo puede ser Aerolíneas Argentinas, nuestra aerolínea de bandera, que perdió el pasado año 800 millones de dólares y la ANSES se ocupó de financiar. Lo mismo sucede con planes sociales, acciones de YPF, Netbooks, Fútbol para Todos, que en esta versión 2014, dilapidará 1410 millones de pesos, mientras nuestros abuelos intentarán sobrevivir.
“Parecemos ganado. Con calor, con lluvia, siempre implorando para cobrar, así nos tratan con aumentos que nos dan risa”, declaró Norma esperando en una de las sedes céntricas del banco Supervielle.
Ahora bien. ¿Cómo se sentirán nuestros padres, abuelos, amigos, que aportaron toda una vida para que solo algunos cobren lo que les corresponde? Se estima que la ANSES enfrenta unos 400 mil juicios por reajustes previsionales donde la mayoría se encajona sin ofrecer solución alguna.
“No alcanza ni para comer y no se ajusta con la inflación. Con este aumento lo único que puedo pagar es la nafta para el auto. La mayoría de los jubilados tenemos que seguir trabajando con alguna changa porque con la jubilación no mantenés la casa”, comentó Raúl esperando su turno en las afueras del Banco Supervielle.
Imagínense las extensas colas en la puerta de los bancos. Con frío, calor, humedad, lluvia, solo decoran el triste paisaje de ver a nuestros viejos desesperados para cobrar sus aportes: “el aumento no alcanza para nada, se nos rien en la cara, y más para el costo de los productos de hoy”, expresó Adelina en la zona de Guemes.
Cuantas veces sucedió que los cajeros se quedaron sin dinero. O literalmente se estafó a los jóvenes de la tercera de edad con billetes falsos emitidos por el banco.
En una de las sucursales del Francés, en calle Constitución, Marta una abuela de 80 años agregó que “somos gente grande que tenemos problemas de salud, tenemos muchos gastos en remedios y las jubilaciones son muy bajas, este aumento no significa nada”. Y continuó: “en una oportunidad me pagaron con plata falsa y después no me la querían reconocer, se dieron cuenta mis hijos en mi casa”.
No solo es el factor climático el que agrava muchas veces la situación de nuestros viejos de esperar durante horas como si fuesen ganado, sino la negativa en muchas oportunidades de poder acceder a sus haberes por ventanilla ya que no todos se llevan bien con la tecnología.
“El aumento no sirve. No en relación a como aumentan los productos todos los días. Uno va a un almacén con 100 pesos y no alcanza para nada. Yo soy solo con mi mujer y apenas nos alcanza para llegar a fin de mes”, aclaró Jorge.
Otro de las dificultades con la que cuentan los jubilados es sin dudas la inseguridad. La mayoría tiene miedo y temen por robos a la salida de las entidades bancarias. Muchos toman recaudos y son acompañados por familiares: “en los últimos tres años me robaron dos veces a dos cuadras del banco. Soy grande no me puedo defender, la ultima vez me empujaron y me lastimé bastante la rodilla. Ahora me acompañan mis nietos”, afirmó María en plena espera por la avenida Luro”.
Todo se hace difícil para nuestros viejos. El pensamiento en su totalidad es negativo en cuanto al aumento. A la hora de cobrar la mayoría se queja debido a que hay jubilados a los cuales les resulta muy complejo utilizar el cajero y por eso necesitan ayuda para acelerar el proceso. Es una aberración ver las interminables colas con condiciones climáticas agobiantes para percibir sus haberes, como si estuvieran mendigando un plato de comida, y lo único que quieren es que le devuelvan en parte, lo que aportaron durante años.
Que difícil es llegar a viejo en la Argentina y vivir dignamente, si tienen alguna duda consúltenlo con sus abuelos.
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