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Alvarado cayó en la última jugada

En un partido que estaba controlando bien, con más aguante en el final por la desesperación de Cipolletti, Alvarado se termina volviendo a Mar del Plata sin nada, por esa mano de Quiles a los 47′ y el penal que Vilce canjeó por gol para que el “albinegro” se imponga 1 a 0 en “La Visera de Cemento” por la decimoquinta fecha de la Zona 1 del Torneo Federal A. El equipo de Mauricio Giganti había hecho bien su trabajo y se quedó sin nada en el final. El sábado a las 20.30, recibe a Sansinena de General Cerri en busca de la clasificación.
Es una cancha siempre difícil, en la que Alvarado apenas sumó un punto en ocho partidos y que, con el césped sintético hace que sea diferente. Y los juegos, habitualmente, no son vistosos. Por el contrario, la pelota anda más por el aire que por el piso y le quita atracción, se está cerca de las áreas pero sin generar ocasiones de gol. Entonces, pasó muy poco en la primera mitad. Para el local, apenas un remate de Piñero Da Silva que se fue por encima del travesaño. Del otro lado, Alasia casi que no tuvo que trabajar.
El equipo de Mauricio Giganti estuvo firme, mostró solidez y le planteó el partido en la mitad de la cancha, buscó presionar y, a partir de ahí, tratar de atacarlo por las bandas con Gonzalo Lucero y Ezequiel Riera, con Marcos Litre acercándose a Joaquín Susvielles y las trepadas constantes de Emanuel Urquiza por la derecha. Pero le costó lastimar a la última línea local, no pudo profundizar en los metros finales y, apenas una aparición en ataque de Gastón Martínez llevó zozobra  arco rionegrino.
Pero en líneas generales, poco para destacar. Un encuentro chato, con escasas situaciones y en el que más cómodo estaba era el “torito”, sin sufrir en el fondo y estando atento para cuando le quedara una oportunidad para asestar un golpe. Hizo negocio en los 45′ iniciales y ya sabía que se podía animar un poco más en el complemento.
Cipolletti trató de ser más incisivo en el arranque de la segunda mitad, jugó en campo de Alvarado, pero chocó con la solidez defensiva y de Rago que desactivaron cada intento local. La más clara, a los 10′, se dio de manera colectia, Ávila recibió solo de cara a “Panchito”q ue se hizo enorme para tapar y mandar al córner. La pasaba mal el “torito” en ese arranque de la segunda mitad, no podía agarrar la pelota y el local ganó en confianza. Los de Giganti apostaban a alguna contra, pero las dos veces que lo pudo hacer, una vez Susvielles y después Lucero, no se animaron a probar y en su afán de asistir a un compañero dejaron pasar la oportunidad.
Después de un cabezazo en soledad de Jara, que fue a parar a las manos de Rago, Alvarado reaccionó, se acomodó, se paró un poco más adelante, Matías Caro reemplazó a Cocchi y el juego se volvió más equilibrado. Y el equipo de Giganti se animó, y tuvo la chance más concreta de la noche, Susvielles pivoteó como siempre, le pasó Marcos Litre que, casi en la medialuna, sacó un derechazo bárbaro, de volea, que se fue besando el ángulo derecho de Alasia que sólo atinaba a mirar. Era más entretenido el juego, porque los dos se animaban, Palisi cruzó justo con todo el cuerpo lo que era un claro remate de Sosa y, en la contra, Lucero llegó hasta el fondo pero no la pudo terminar.
El punto no estaba mal y Giganti lo entendió, mandó a Martín Quiles para buscar mayor altura ante los enviós aéreos y soltó a Urquiza a la mitad de la cancha. Y entre la defensa y Rago defendieron ese empate. No sin sufrir, porque Cipolletti quemó las naves en el cierre y fue con todo, atacó por las bandas, ganó pelotas paradas y llevó peligro. Y con Palisi al borde de la expulsión, el técnico lo sacó pero lejos de poner un volante más de contención, lo mandó a Albarracín, para ver si el goleador tenía una para volver con el premio mayor.
Sin embargo, no ligó ni un poco el “torito” y en la última, cuando ya no quedaba tiempo para más, otra pelota que cayó al área, suelta, pegó en una mano y Luciano Julio no dudó en sancionar el penal que Eduardo Vilce canjeó por gol para el festejo del local y el golpe de nock out para un Alvarado que se quedó con las manos vacías luego de un gran esfuerzo y cuando tenía el objetivo en el bolsillo.

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