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Ahora sí: adiós a la Reserva Natural Puerto Mar del Plata

Casualmente pasó lo mismo el año pasado, aumentaron la velocidad de las obras después de que el juez Giménez ordenara detenerlas el 5 de octubre y el 23 de noviembre de 2010, en plena época de reproducción primaveral.

Siguiendo con las coincidencias, nuevamente es primavera, nuevamente muchas especies de aves habían nidificado en el pastizal que fue destruido en estos días: picos de plata, verdones, chimangos, zorzales, calandrias, torcazas, picazurós, benteveos, chingolos, renegridos, músicos, picaflores y otras muchas aves residentes perdieron sus nidos, otra vez. Y muchas de las especies migratorias que ya han llegado, como las tijeretas, los churrinches y las golondrinas construyeron sus nidos y pusieron huevos, en un sitio que fue arrasado en pocos días, sin que nadie aparentemente notara su pequeña gran tragedia.
¿Cuántos pichones murieron en estos días?
¿Cuántos nidos con huevos quedaron bajo las topadoras?
¿Alguien escuchó la voz desesperada de los pequeños animales a los que les pasaron por encima?
¿A quién le importa un sapo, una rana, una lagartija, un caracol, un cuis, un nidito con 2 o 3 huevos?
Aparentemente en Mar del Plata no le importan a casi nadie y menos, por lo que se ve, a los funcionarios públicos, ellos se ocupan de cosas más importantes.
A quienes nos importan las cosas pequeñas, nos duelen todas esas pérdidas y más duele ser testigos de los últimos días de la reserva.
En pocos días más, una semana, o quizás dos, ya no quedará vegetación de pastizal en la reserva, todo habrá sido arrasado a la vista de todos por una obra que, según la Provincia de Buenos Aires y el Municipio de General Pueyrredon, no tiene ningún permiso gestionado hasta la fecha.
Luego, -no hay que tener una bola de cristal para ver lo que viene- continuarán rellenando con escombros la laguna y, en pocos meses más, Mar del Plata se habrá quedado sin su única reserva urbana. Muchas especies –sobre todo aves- se irán en busca de otros rumbos más tranquilos y los vecinos se quedarán sin los servicios ambientales que les provee esta pequeña reserva, que se hace cargo de redistribuir el agua sobrante de los pluviales, de absorber olores provenientes de algunas industrias cercanas, purificar el aire, proveer un hábitat para la fauna silvestre, etc. Y, sobre todo, los habitantes de la ciudad se quedaran sin un espacio verde –uno menos, de los muy pocos que tiene- y las docentes sin un lugar accesible y gratuito donde llevar a sus alumnos (tampoco es que sobren “aulas verdes” en esta ciudad).
Es claro que Mar del Plata en cuestiones ambientales tiene mucho que mejorar (o quizás hay que decir “lamentar”) sobre todo en temas como el tratamiento de los residuos sólidos urbanos y la contaminación del mar –que existe aunque los funcionarios lo nieguen-. Sería interesante que el intendente nos informara su política al respecto, ya que no se entiende como si la Argentina se comprometió ante los demás países en la última Conferencia de las Partes de la Convención de Biodiversidad (CBD COP 10) a aumentar su porcentaje de áreas protegidas al menos, al 17%, puede darse el lujo de dejar que se destruya ilegalmente un área protegida urbana. Actualmente el porcentaje de áreas protegidas de nuestro país ronda el 9%, si el compromiso nacional es casi duplicarlo ¿Cómo es que parece que a nadie le importa lo que pasa en la Reserva Natural Puerto Mar del Plata?
¿Cómo es que las obras continúan a pesar de numerosas órdenes judiciales y resoluciones provinciales que ordenan su detención?
A los que no recorrieron nunca la Reserva Puerto Mar del Plata, los invito a acercarse, es probable que sean los últimos en poder disfrutar de esta área natural supuestamente protegida, que está siendo arrasada ante la inacción de los funcionarios de turno y que tiene media sanción para convertirse en reserva provincial.
María José Solis
DNI 20.468.753

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