Jorge Elias Gomez, Opinión, Política

A pesar de todo, Vilma puede ganar

Sin el fortalecimiento necesario, para enfrentar una expresión oficialista municipal, que se ha instalado tanto en el micro y macro del modelo Nación – Provincia en Mar del Plata. El afiliado radical, y muchos independientes, asisten no sin asombro, como el eje Kirchner – Scioli – Pulti y Cía. han avanzado sin oposición, tanto en el Concejo como en la agenda de la ciudad, hoy están casi ausentes.

El radicalismo se ha caracterizado en los últimos años como un partido de expulsión, de desánimo, inorgánico e incapaz de contener a sus mejores cuadros políticos, quienes han decidido volver al desierto y reconstruir por lo menos su militancia desde sus convicciones. Carrió, Stolbizer y López Murphy, en el orden nacional. En Mar del Plata en ese acápite deben enrolarse a Guillermo Schutrumph y José Cano, quienes de hecho son la verdadera oposición a Pulti en el Concejo Deliberante, ante el desarticulado bloque de la UCR.

Asimismo, se observa como las aspiraciones, se reciclan con los históricos favorecidos, que han logrado permanecer precisamente por la falta de un recambio genuino, que ocupe espacios hoy resignados, bajo los claros términos de la ejemplaridad y la ética, que ya ni se peroran. En cambio se asume la existencia de la política rentada, que no conoce de límites en sus ambiciones. Se ha roto el contrato con el afiliado.
El 2002, la salida apresurada de Blas Aurelio Aprile, fue el primer atisbo de la sociedad Daniel Katz – Juan Garivoto, que se prolongó en el 2003 y terminó en el 2007 con el movimiento transversal que inspiró Kirchner. Dejó a la UCR más vacía aún, un rebote de la nueva frustración con la Alianza, que llevó a De La Rúa y Chacho Alvarez, al poder en el ´99, desplazando al menemismo. Katz se ocupó de arrodillar a la UCR a los pies de Néstor Kirchner, no es un dato que mereciera pasar desapercibido en las actuales circunstancias.

En  2005 el ex intendente decía con tono mordaz “con quién te parece que me quede con Alfonsín y Lavagna, o con Kirchner, quien es el que tiene la plata”. También pedía por favor esconder a Margarita Stolbizer en un placard, cuando sola, muy sola, transpiraba la camiseta de la UCR. El ex intendente fue y es hiriente con figuras emblemáticas de su partido. Hoy Katz está de regreso, y va por Sanz, cómo única salida para sobrevivir políticamente. Decía ser el armador de Julio Cobos en la Provincia, y nunca lo fue.
Sobran los referentes radicales, y si sobran los referentes hay que terminar aceptando, que no existe liderazgo, y lo que se observa es más o peor de lo mismo.

Todavía se pivotea, a pesar de los antecedentes, en el diputado nacional Daniel Katz, a quien se lo señala en el Congreso Nacional, como uno de los máximos traidores seriales, de la política argentina contemporánea. Sin embargo emana y destila la misma destrucción, que se devoró a una línea completa de la UCR, que alumbró en el gobierno de Raúl Alfonsín, como integrante de la Corriente de Opinión Nacional. Aquel, tal vez, era el momento del escribano Oscar Pagni, ese retén no existió o no fue previsto, sobreviniendo la bancarrota electoral.

“Arriesgar todo para quedarse sin nada, no lo entendemos”, decían en el entorno de Katz cuando la jugada de Sergio Fares, daba por fenecido un proyecto político, que terminó manejando la UCR, casi a discreción. La reflexión completa se redondeaba en estos términos: “Daniel Katz es el responsable de la destrucción, de una generación política, que formada en los albores de la recuperación de la democracia, tomaba naturalmente la posta del recambio generacional en el partido. Liquidó a más de cincuenta dirigentes, cuadros técnicos, jóvenes y fogueados”.
La movida de Ricardo Alfonsín en la Provincia de Buenos Aires, reduciendo inapelablemente al ingeniero Julio César Cleto Cobos, inyectó nuevos bríos a un partido desmembrado, que sólo fue sostenido por un votante tradicional, pero sin despertar nuevos ánimos de participación, en los sectores independientes como en 1983.

Pero este impulso se desinfla, cuando sus interlocutores, confunden los roles y se ahogan en un dedal. Se ha raleado el conjunto del MORENA marplatense, a partir de la aparición de Gustavo Serebrinsky, quien ha jugado su ficha al hijo del ex presidente, luego de un pasado asociado a Aldo Rico y Néstor Kirchner.

No es para arrendar las ganancias, sino para generar pérdidas traumáticas a la hora de contar. La inversión en política deja huellas imborrables, las internas suelen ser nobles con las actitudes en el cuarto oscuro, muchas veces es peor que un archivo, para los que van de una banquina a la otra. Y los radicales no son los más desinformados en estas lides.

En la última interna Alfonsín – Cobos, hubo mariscales de la derrota. Algunos ahora, se amontonan ahora con Sanz, y llamativamente General Pueyrredón, en su nivel dirigencial no ha sido propenso al alfonsinismo, subidos a ese carro trascendieron en la política, y tampoco son un canto al reconocimiento, Angel Roig, Blas Aurelio Aprile y Daniel Katz, como claros ejemplos.
En este cúmulo de la práctica de la interna de la interna, hay refugios con enclaves de la corrupción en Mar del Plata, ejercida a través del uso indebido del poder público. Así puede observarse a Jesús Porrúa, convertido en un operador de Florencio Aldrey Iglesias en la UCR, y de ésta en el bloque propio del Concejo Deliberante, en un papel que lastima y esmerila, los propósitos de quienes pretenden hacer de la práctica política, una huella de transparencia e institucionalidad.

“Es un caso de análisis, como Porrúa un dirigente sin votos y sin ideas, pretender perdurar en las arenas del debate político, con la sola voluntad de promover la destrucción de todo aquello que atente contra sus intereses. El radicalismo sienta en su mesa a los fantasmas más dañinos de la política, no es de extrañar que se parezca a un castillo embrujado”, razonó profundo conocedor del pensamiento correligionario
Porrúa descalifica a Ricardo Alfonsín, y no sólo por una cuestión de matices, es despiadado. Sabe muy bien que las puertas están cerradas en ese sector. ¡¡¡Hay que perder la Quinta Sección Electoral perteneciendo a Mar del Plata!!! Esa es la expresión más acabada del arrastre del ex senador, quien imaginó vivir de la política por el resto de sus días, y está en su operativo retorno, que por supuesto no es un clamor entre sus correligionarios.

En la actualidad hay quienes todavía abrevan de estas fuentes de desaciertos, lo cual es la evidencia más clara del desconcierto reinante. Emergen de la necesidad de un totalizador, como se autodefinió Ernesto Sanz, un candidato que necesita votos, sin preguntar demasiado de dónde vengan, surgen aliados con capacidad para romper. Con Cobos debajo del ring, nació lo que el periodismo porteño cartelizó como “El candidato del establishment”.

No existe el sufragio calificado, y no sería una contrariedad saber a quién representan y cuántos los siguen en realidad. Hablando en plata cuántas voluntades reúnen en Mar del Plata, los que adhieren al senador nacional mendocino.

Es todos contra todos. Enfermos por las internas, casi no reparan en los límites. Los radicales que gozaron 22 años de poder desde 1983, están en franco tren de declinación, si la lupa se posa en los períodos de Roig, Aprile y Daniel Katz. Muy poca oposición tuvieron en el Concejo. Sólo el actual intendente “a puro poncho” los corría, hasta que les arrebató el poder en 2007, esa es la foto del fracaso radical, más nítido aún si se evalúa el 80 % del mandato cumplido por Pulti.

“Una interna que camina”, así se observa el caso Mar del Plata. Hay especial inquietud e interés, desde otros distritos bonaerenses, por la suerte de la Quinta Sección Electoral, por lo qué ocurre de cara a los próximos movimientos. El bloque de concejales es una cabal demostración.
Vilma Baragiola es prácticamente candidata natural a intendente  por el radicalismo, por méritos propios. Pero aún así no deberá dar un paso en falso. Hoy debería ocupar el espacio de mayor confrontación con Acción Marplatense. Comunicados y conferencias de prensa ni tortas de cumpleaños ni autos de tergopol, son actos contundentes de oposición.

¿Si Vilma no conduce un bloque de cinco concejales, podrá conducir la Municipalidad?, es la pregunta que en voz muy baja está recorriendo el café entre los radicales. Existe también otros reparos, pero lo que no existe es un ánimo serio y descarnado de debate, encima aparecen ofertas, que despiertan un alejamiento despavorido, que daña al alfonsinismo.

“El camino de reconstrucción pasa por volver a la épica con la que Vilma encaró la elección del año 2007a pura militancia, apoyada en los valores y en el entusiasmo que enarbolaron quienes no se dejaron engañar por la billetera feroz del pingüino. Nadie mejor que Vilma para transitar confiablemente ese duro camino de recuperación. Una construcción que debe incluir al GEN, al socialismo y a los “Lilitos” de General Pueyrredón. Sólo ella puede ser confiable  por que ya demostró entrega y convicciones”, dice un optimista pertinaz,  cuando el margen es apenas de seis meses para definir los tantos, es decir casi jugados y sin fichas.

De mal en peor. El abrazo que se prodigaron Daniel Katz y Enrique Marín Vega en el almuerzo del Mercado Comunitario, dejó muchos comentarios y lecturas, no fue en un vestuario, sino en un comedor con 2.000 asistentes. Los hombres del PAR (Aprile)
fueron sorprendidos, cuando su referente excluyente (el ex intendente) hizo causa común (para acompañar a Sanz), con sus acérrimos adversarios de la ex C.O.N. que hasta le cavaron trincheras a su gestión entre 1995 – 2002. Se celebraban los 27 años de la asunción de Raúl Alfonsín, no un aniversario de confabulaciones y conspiraciones para sacar a correligionarios intendentes, fue lo que no tuvo en cuenta Marín Vega.

En el balance es volver a las raíces, en semejante marco de descomposición, requiere casi de un acto fundacional a partir de mayor y mejor participación. ¿Cómo se logra? La UCR ha sabido reclutar militancia que conserva y perdura en sus valores. Este es el camino más complicado, construir desde los cimientos. Hoy ya se conoce y se sabe muy bien, quienes antepusieron sus intereses personales y económicos, a los mandatos políticos. El grupo de Vanguardia Radical (VARA), cuyo exponente es el doctor Maximiliano Abad ha elegido el tránsito más complicado y congestionado, viene desde abajo, pero la tarea de recomposición ya no admite más fisuras y necesita bases firmes.

Jorge Elías Gómez
jgomezmdphoy.com

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