Ciudad, Política

¿En qué consiste ese proyecto de aumentar la “burrocracia”?

La Plata (Especial para mdphoy.com). Claro, no tiene problemas por la despreocupación, indolencia o falta de responsabilidad de los legisladores oficialistas de Buenos Aires que no vacilan en votar aumentos de impuestos directos, tasas, sellos y cuanto tipo de gabela  permita recaudar y que, sin excepciones, recaen sobre el pueblo;  el mandatario bonaerense ya no sabe a qué estrategia echar mano para seguir exprimiendo. Nadie se dio cuenta que, por ejemplo,  la VTV, ahora hay que pagarla cada 6 meses y no al año como era hasta hace poco? ¿Es por mejor control de los vehículos, para disminuir accidentes? No, es para incrementar la cosecha dineraria. La larga sería extensa si también nos ocupáramos de señalar como, poco a poco han tarifado todo tipo de trámites.

El Presupuesto elevado a consideración del parlamento prevé aumentar los gastos 22%, aunque observando algunos ítems la cifra parece que será mucho más alta: Scioli proyecta incorporar a la plantilla de la administración provincial cerca DE 16 mil nuevos empleados, entre ellos, 4.000 policías.

Pero, no es todo: En el último proyecto, pergeñado por el inefable Santiago Montoya (el hombre que desde ARBA desconoció la autoridad de los jueces y embargó, secuestró y por un tiempo se convirtió en amo de bienes y hacienda) ahora intenta seguir desconociendo la Constitución “regionalizando administrativa y territorialmente la provincia de Buenos Aires”.

La iniciativa no ha sido muy meneada;  el silencio es salud o, simplemente,  no hay que hacer olas…

Pero volvamos al déficit de las arcas bonaerenses: el futuro presupuesto no incluye pautas salariales,  en momentos que, maestros, médicos, enfermeras y sindicatos estatales, reclaman mejoras en los haberes, consumidos en gran parte por la inflación.

Es fácil y demagógico defender el nombramiento de 6.000 nuevos maestros pero son pocos los que se animan a reclamar que se encare una reestructuración que permita la mejor utilización de recursos, especialmente los humanos.

Así es sencillo gobernar: en lugar de reclamar ante el gobierno central, por lo que legalmente le corresponde a Buenos Aires, ya está decidido incrementar la presión fiscal, muchas veces excedida de los cánones constitucionales; se sabe que habrá fuertes incrementos en impuesto inmobiliario, urbano y rural, y otros inventos que permita seguir alimentando un pozo sin fondo; algo así como pretender llenar una cuneta con agua.

¿Qué hacen los legisladores? (aclaremos que esta nota se escribió horas antes del fallecimiento de Néstor Kirchner). Guardan silencio, no sea cosa que trascienda que la sangría presupuestaria, también tiene un aditamento que agranda el presupuesto: los gastos de las dos honorables cámaras legislativas.

El proyecto de Santiago Montoya profetiza el aumento de “la burrocracia” con  la creación de Nueve Zonas, una regionalización administrativa y territorial de la provincia de Buenos Aires que revestiría con gran autoridad  a los delegados; tanto  que podrían designar, por ejemplo, personal en cargos públicos ya que  estarían facultades para crear puestos jerárquicos  y manejar autárquicamente grandes presupuestos.

La idea es “acercar el gobierno provincial a los municipios”, se dijo en Mar del Plata, en oportunidad de clausurarse los juegos BA. ¿No será para darles conchabo a los muchachos que son movilizados en  elecciones y manifestaciones?

Una de las excusas es que los futuros “delegados del gobernador”  controlarán el funcionamiento de los sistemas educativos, judiciales, seguridad y  salud.

¡Bien Montoya!: La Burrocracia se combate con más burrocracia. Por eso, en el proyecto de su autoría, se anuncia que los futuros delegados del Gobernador,  podrían ejercer facultades que en la actualidad pertenecen a los ministros provinciales: “por caso –y esto es copia exacta de lo publicado por el diario La Capital  el 3l/10/2010- la intervención de organismos descentralizados como los Consejos Escolares, ya que los mismos manejan muchos fondos de la provincia y son lugares donde en reiteradas oportunidades se descubren irregularidades en la administración”. Siguiendo con esa filosofía, también, y por las mismas razones, habría que designar interventores en ministerios, legislatura, comisarías y en cuanto ente han trascendido irregularidades. De seguir ese razonamiento no se salvaría ninguna dependencia; ninguna desde el cargo principal a la más humilde dependencia.

O somos demasiados incrédulos o hay gato encerrado. Y, nos parece, que,  en este proyecto hay copia intelectual de una iniciativa llevada a la práctica, en la policía bonaerense, por don León Arslanián quien, además de “yanquizar” la nomenclatura policial (comisario, oficial de calle, etcétera), pomposamente los llamó “capitán, “teniente” etcétera y no llegó a modificar la semántica policial por falta de tiempo; unos meses más en el cargo y habríamos reemplazados tiroteo por balacera, carro por automóvil o nevera por heladera…

Pero cabe un agregado: La modificación realizada por Arslanián perseguía tranquilizar la gestión del gobernador, jefe de Policía, ministros, etcétera: Cuando Antonio Cafiero era gobernador de Buenos Aires, en  Tres Arroyos, el asesinato  de una niña apellidada Mustafá, provocó una pueblada que casi termina con todas las estructuras gubernamentales bonaerenses. El incendio sólo fue dominado por la decidida acción de Cafiero que se inmediato viajó a esa ciudad y cambio toda la plana policial. Con la reforma  introducida por Arslanian, que también regionalizo la policía, los grandes hechos, crímenes, negociados, secuestros con implicados pertenecientes a la repartición, dejaron de repercutir en La Plata; los culpables fueron “los jefes regionales o, en muchos casos, los intendentes”…

No jodamos, muchachos. Aprovechemos la estructura, achiquemos  gastos y asumamos compromisos y obligaciones, sin hacer cosas raras, ya que los sueldos de las altas jerarquías son dignos del primer mundo…

Desde “La Plata online”

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